2007-12-28

Arrebatador fragmento de Lo-lee-ta.

«Un mediodía de verano, justo al borde de la espesura, donde unas flores de color celestial acompañaban todo el curso de un rizado arroyo de la montaña, encontramos –Lolita y yo– un lugar románticamente aislado, a unos cien pies sobre el paso donde habíamos dejado el automóvil. La pendiente nunca parecía haber sido hollada. Un último pino jadeante se tomaba un merecido descanso en la roca a que había trepado. Una marmota nos silbó y desapareció. Bajo la manta que tendí para Lo crepitaron blandamente unas flores secas. Venus fue y vino. El risco dentado que coronaba el talud y una maraña de arbustos más allá de nosotros parecía protegernos tanto del sol como del hombre. Pero, ay, no advertí una imperceptible huella marginal que serpeaba entre los arbustos y las rocas, a pocos pasos de nosotros.
»Fue entonces cuando estuvimos más cerca que nunca de ser descubiertos; y no es de asombrarse que esa experiencia mitigara para siempre mi sed de amores rurales.
»Recuerdo que la operación estaba terminada, terminada por completo, y Lo lloraba en mis brazos –una saludable tempestad de sollozos después de uno de los accesos de malhumor que se habían hecho tan frecuentes en ella durante ese año, por lo demás admirable–. Yo acababa de retractarme de cierta promesa hecha en un momento de pasión ciega e impaciente, y ella se agitaba y lloraba y pellizcaba mi mano acariciadora, y ya reía feliz, y el horror atroz, increíble, insoportable y, supongo, eterno que ahora conozco sólo era entonces un punto negro en el azul de mi bienaventuranza. Así estábamos ambos, cuando con uno de esos sobresaltos que han acabado por desquiciar mi pobre corazón, encontré la mirada en los ojos fijos, negros, de dos niños extraños y hermosos, un fáunulo y una nínfula, a quienes proclamaba parientes, si no gemelos, el mismo pelo oscuro y lacio y las mismas mejillas sin sangre. Estaban de cuclillas, observándonos, los dos con trajecitos azules, confundidos con las flores de la montaña. Tiré de la manta en un intento desesperado de ocultarnos, y en ese mismo instante, algo que parecía una inmensa pelota a pintas entre el sotobosque, a pocos pasos de nosotros, adquirió un movimiento rotativo y se transformó en la figura de una fornida dama que se incorporaba gradualmente y que con un movimiento rapaz agregó automáticamente a su ramillete un lirio silvestre, escrutándonos por encima del hombro, más allá de sus encantadores niños labrados en piedra azul.
»Ahora que mi conciencia es una confusión absolutamente diferente, sé que soy un hombre valiente, pero en esos días lo ignoraba, y recuerdo que mi propia sangre fría me sorprendió. Con la orden apenas murmurada que damos a un sudoroso animal adiestrado que yace distraídamente (qué loca esperanza, qué odio hace latir el flanco del joven animal, qué negro dardo atraviesa el corazón del domador), hice levantar a Lo y ambos caminamos decorosamente para correr después indecorosamente hacia el automóvil. Tras él estaba estacionada una camioneta rural y un apuesto asirio de barbilla azul de puro negra, un monsieur très bien con camisa de seda y pantalones magenta, sin duda el marido de la corpulenta botánica, fotografiaba gravemente el letrero indicador de la altura del paso. Estaba a más de 10.000 pies, y yo estaba sin aliento. Con un chasquido y una patinada, arrancamos. Lo aún luchaba con sus ropas y me maldecía en un lenguaje que nunca había imaginado al alcance de los niños, y menos aún en sus labios».

Traducción de Enrique Pezzoni.


2007-12-24

Tengo un documental sobre el brasileño Drummond de Andrade, o, más exactamente, sobre un libro póstumo de poemas eróticos que se titula O amor natural.
Hay en el documental unos viejos dotados de hermosura, que pronuncian palavras como ânus, clitóris, membro, bunda, pênis, vulva, sêmen, vagina, nádegas, sessenta-e-nove, incesto, flora negra, brinco, gozo, coito, beijos, orgasmo. Los viejos dialogan sobre los poemas y no tienen ningún escrúpulo a la hora de hablar de sus propias y variadas experiencias o, incluso, a la hora de criticar a Drummond de Andrade. Mi perro find salió a rastrear certas palavras y puso las siguientes a los pies del arbolito.

«En la Filmoteca, ciclo de Heddy Honigmann, de quien ya comenté aquel documental tan potente sobre Bosnia (Goede man, lieve zoon / Good Husband, Dear Son). Hoy O amor natural. Cuando ya estaba dentro, me he dado cuenta de que "ya había visto" esa película. Pero lo cierto es que la otra vez la vi luchando contra el sueño, durmiéndome y despertándome, sin gozarla. Esta vez me he quedado prendida del hechizo de ese humor de H.H. y esa hábil distancia suya afectuosa, está allí, se oye su voz preguntando, pero a la vez se borra, se relativiza, nunca se impone.
»H.H. va con la cámara por Río de Janeiro y les pregunta a la gente por el poeta Carlos Drummond de Andrade y les pide que lean un poema suyo, del libro erótico y póstumo que da título al documental, y los más viejos son quienes lo leen y a través de esas lecturas desvergonzadas y llenas de nostalgia y de humor, recuerdan lo que para ellos fue el sexo y se distancian o identifican y ríen contándolo. El sombrerero de las manos hermosas, que fue luchador en otro tiempo. La mujer que tardó muchos años en sentir placer. La que le habla al poeta y le da las gracias por decir lo que los demás no sabemos decir, las dos viejuzas del autobús que critican su falocentrismo machista con sonrisas amables y sin dejar de maravillarse por los poemas, las que se cuentan en la playa una experiencia única en una roca, la que dice que no siente nostalgia pero llora recordando aquella pasión en el suelo. Se convierte en un documental sobre el amor, la intimidad y el paso del tiempo. Y los poemas de amor terrestre y directo pero lleno de intimismo, ligeros, luminosos, humorosos, pasionales, divertidos, iluminados, ingeniosa celebración vital. Hay uno de culos especialmente inspirado (iridiscentes, opalescentes, de porcelana, sonrientes...) y lleno de gracia. Deberían aprender algunos. Y todo junto, lleno de la asombrosa belleza de la vejez, de las flores marchitas, de las pieles manchadas, de las sonrisas viejamente alegres de esos personajes, de un humor vital y compasivo que estaba también en la película bosnia. Decididamente, soy una fan de H.H».
[…]

Publicado por Isabel Núñez


2007-12-22

En la primera parte de la novela Brausen se desdobla.
Entre el departamento de al lado y el argumento para cine: Brausen será Arce en el departamento de la Queca y será Díaz Grey en Santa María.
Dejemos hablar.

Usted puede ir a Santa María cuando quiera. Y sin que nada le cueste, sin viajar siquiera. Escuche: [...] Brausen. Se estiró como para dormir la siesta y estuvo inventando Santa María y todas las historias. Está claro. Pero yo estuve allí. También usted. Está escrito, nada más. Pruebas no hay. Así que le repito: haga lo mismo. Tírese en la cama, invente usted también. Fabríquese la Santa María que más le guste, mienta, sueñe personas y cosas [...] Dejemos hablar al viento. Capítulo XXIII

Onetti inventa personajes: Stein, la Mami, la Gorda, ellos y Ernesto, Macleaud, Onetti.

El hombre que me había alquilado la oficina se llamaba Onetti, no sonreía, usaba anteojos, dejaba adivinar que sólo podía ser simpático a mujeres fantasiosas o a amigos íntimos [...]

Luego de este Onetti que le alquila una media oficina a Brausen, sigue Tres días de otoño, capítulo en el cual, violentamente, Brausen relata que Díaz Grey viaja en auto hacia el Bajo.
La narración es imprecisa. Hay una mujer. Díaz Grey está imposibilitado de besarla.

Díaz Grey y Elena Sala buscan a un joven.
Es un desesperado profundo.
Brausen irrumpe violentamente.
Dice: Y esto sucedía siempre, con pequeñas variantes que no cuentan; una y otra vez, fingiendo trabajar en mi mitad de oficina, vigilando las espaldas a Onetti.

[…]

Yo besaré los pies de aquel que comprenda que la eternidad es ahora [...] Beso sus pies, aplaudo el coraje de aquel que aceptó todas y cada una de las leyes de un juego que no fue inventado por él, que no le preguntaron si quería jugar.

[…]

Él es así, dice Elena en la calle después de un rato, un hombre que quiere ser él mismo y acepta las reglas. Se refiere a ese yo que besará los pies de aquel otro que comprenda que la eternidad es ahora.

[…]

Termina la búsqueda del desesperado profundo.
Elena se dirige a Díaz Grey.
Yo lo traigo a dormir. Tal vez Ud. quiera otra cosa. Siempre me porté mal con Ud. ¿Qué le gustaría?
Díaz Grey piensa volver al consultorio. Pero.
Me gustaría estrujarla.
Bueno vamos.


2007-12-19

Capítulos doce y trece.
En el doce, Brausen se encuentra cara a cara con la vecina.
Queca se llama la vecina.
Brausen conoce el nombre porque lo ha oído a través de la pared.
El trece lleva por título El señor Lagos. Quiero sólo apuntar que Díaz Grey es conducido de las narices por un personaje largamente pergeñado y que hace ahora un colosal ingreso en la novela.
Tal vez haya algún lector que se trastorne tanto como yo al llegar a estos dos capítulos.

Abajo un fuori di pista de Lolita.

—Estaremos en Briceland a la hora de comer –dije– y mañana visitaremos Lepingville. ¿Qué tal esa excursión? ¿Lo pasaste bien en el campamento?
—Hummmm.
—¿Te apena marcharte?
—Hummmm.
—No gruñas, Lo. Dime algo.
—¿Qué papá? (emitió la palabra con irónica deliberación).
—Lo que se te ocurra.
—¿Te parece bien que te llame así? (sus ojos escrutaron el camino).
—Muy bien.
—Es un ensayo... ¿Cuándo te enamoraste de mamá?
—Algún día, Lo, comprenderás muchas emociones y situaciones; por ejemplo, la armonía, la belleza de la relación espiritual.
—¡Bah! –dijo la cínica nínfula.
Hubo un silencio de poca holgura en el diálogo, colmado por el paisaje.
—Mira, Lo, todas esas vacas en la colina.
—Creo que vomitaré si vuelvo a ver una vaca.
—¿Sabes, Lo? Te eché terriblemente de menos.
—Yo no. Para que sepas, he sido asquerosamente traidora contigo. Pero no importa un comino, porque de todos modos tú dejaste de preocuparte por mí. Eh, señor, usted conduce mucho más ligero que mamita.
Aminoré la ciega velocidad hasta una marcha miope.
—¿Por qué supones que he dejado de preocuparme por ti, Lo?
—Bueno... ¿acaso me has besado hasta ahora?
Muriendo, gimiendo interiormente, vi al frente una curva razonablemente amplia, y me metí y anduve a los tumbos entre la maleza. Recuerda que es sólo una niña, recuerda que es sólo...

Invito también a seguir leyendo Lolita.
Lolita, o Dolores, como cada cual prefiera, desnuda en la imaginación de Humbert.
Me freno aquí.
Mi sangre irisada entra y sale de mi corazón, como entra y sale del corazón de papá Humbert.


2007-12-17

Voy por el capítulo cinco de La vida breve.
El primer capítulo se titula Santa Rosa por la tormenta. Brausen se baña en la ducha; está por empezar un guión para un publicista que se llama Stein. Esto se hace más claro, aunque no fácil, en los capítulos que siguen.
Díaz Grey es creado por Brausen; es un personaje de ese guión. Creo que Brausen parte de un recuerdo para inventar al médico. Díaz Grey observa por la ventana de su consultorio la plaza de Santa María. Brausen estuvo en Santa María, la ciudad junto al río. Aunque sólo una vez.
Un día apenas, en verano.
Por lo tanto, Díaz Grey empieza su vida literaria como personaje de un guión para una película: un viejo médico que vende morfina. Tal vez no sea viejo, pero está cansado, seco. Así el personaje en distintivas palabras del autor.
La creación tiene lugar cuando Brausen cuida de Gertrudis en el hospital. A Gertrudis le sacaron un pecho.
Un argumento le pidió Stein a Brausen, algo que se pueda usar, que interese a los idiotas y a los inteligentes, pero no a los demasiado inteligentes.

2007-12-14

Pasa el tiempo suficiente conmigo, y ni lo verás siquiera.
El escritor viaja al encuentro de Héctor Mann en avión, no sin angustia pero acompañado por Alma, una joven con la mancha de un antojo en la cara, que lo saca a la fuerza del aislamiento en que se encontraba
Él había tenido un accidente en el camino de regreso a su refugio; chocó con la camioneta al intentar esquivar un perro.
¿Mr. Bones?
Al llegar, lo aguardaba la desconocida Alma.
Ahora emprenden juntos el viaje en avión hacia Nuevo México, donde ella dice que está Héctor Mann. Alma se lo asegura. Acaricia la mano del escritor. Alma toma la mano al momento de despegar del aeropuerto donde se estrellaron la esposa y los hijos del escritor.

El penúltimo capítulo consiste en una cadena de especulaciones construidas a partir del acto de hacer algo para luego destruirlo. Tópico en paralelo con la historia de Martin y Claire, Héctor, Frieda, la joven asesinada, el escritor mismo y Alma. Giros y más giros sobre el mismo asunto.
Horas después, la copia de Martin Frost será destruida.
Pregunto dónde quedó el antojo de Alma.
Cuando Zimmer y Alma se ponen de acuerdo en viajar a Nueva México, después de una primera reacción, contraria y violenta, se da entre los dos un bello diálogo. Quiero copiar unas palabras de Alma a Zimmer:

«Pasa el tiempo suficiente conmigo, y ni lo verás siquiera».

En dicha conversación hay una referencia a El antojo, cuento de Nathaniel Hawthorne.
El cuento está en la biblioteca de Alma. Afuera se queman todas las películas de Héctor Mann.


2007-12-07

Juan José Saer aclara dos cosas:

«A la opinión, vulgarizada en la actualidad, de que la novela es lenguaje, el narrador ha de oponer, me parece, una búsqueda de lo concreto».

«Cuando el narrador oiga decir a su alrededor que la narración es un juego, ha de exigir la precisión necesaria para que, libremente, su interlocutor describa de qué juego se trata y se describa a sí mismo describiéndolo».

Arriesgo a que Borges invita a un juego: la búsqueda individual y casi improvisada.

«Dos personas buscan un lápiz; la primera lo encuentra y no dice nada; la segunda encuentra un segundo lápiz no menos real, pero más ajustado a su expectativa. Esos objetos secundarios se llaman hrönir y son, aunque de forma desairada, un poco más largos».

Borges propone esta clase de rompecabezas.
Explica que el resultado contradictorio de la búsqueda puede provenir de la esperanza y la avidez.
Tal vez la noción misma de búsqueda sea inadecuada. Los tesoros se hallan por casualidad.
Y el juego al que darían lugar esas investigaciones produciría narraciones. La construcción de narraciones. El ejemplo material que Borges da es el hrönir.
Propongo pensar el hrönir como una forma de escritura improvisada. De esta manera Borges explica el juego:

«Un libro que no encierra su contralibro es considerado incompleto […] los hrönir de segundo y tercer grado —los hrönir derivados de otro hrön, los hrönir derivados del hrön de un hrön— exageran las aberraciones del inicial; los de quinto son casi uniformes; los de noveno se confunden con los de segundo; en los de undécimo hay una pureza de líneas que los originales no tienen».

En el capítulo veintiuno de la segunda parte de Lolita, traducción de Enrique Pezzoni, está la pregunta: ¿Quién podrá saber las angustias producidas en un perro por nuestros juegos discontinuos?

Me gustaría citar todo el capítulo veintiuno pero, como antes de finalizar con los juegos quiero copiar un pasaje del inicio, va ahora únicamente este cachito:

«¡Lo, Lola, Lolita! Me oigo llamar desde una puerta hacia el sol, en la acústica del tiempo, tiempo abovedado, enriqueciendo mi llamado de reveladora ronquera con tal ansiedad, pasión y dolor, que habrían logrado abrir el cierre relámpago de su mortaja de nylon, de haber estado muerta. ¡Lolita! Al fin la encontré sobre el cuidado césped de una terraza. Había salido antes de que yo estuviera listo. ¡Oh, Lolita! Jugaba con un maldito perro que no era yo».

El amague es casi la esencia del juego.

[...] Una mañana, salíamos de cierta oficina con sus papeles casi en orden, cuando Valeria, que iba zarandeándose a mi lado, empezó a sacudir vigorosamente su cabeza lanuda sin decir una sola palabra. Callé durante un instante y al fin le pregunté si le pasaba algo. Me respondió (traduzco de su francés, que a su vez sería, según imagino, la traducción de una trivialidad eslava): "Hay otro hombre en mi vida".
En verdad, ésas son palabras feas para los oídos de un marido. Confieso que me ofuscaron. Golpearla allí mismo, en la calle, como habría hecho un hombre honrado del común, no era cosa factible. Años de oculto sufrimiento me habían enseñado un autocontrol sobrehumano. La hice subir, pues, a un taxi que se había deslizado de manera invitadora a lo largo de la acera durante algún tiempo, y en esa relativa intimidad sugerí que aclarara su tremenda revelación. Una furia creciente me sofocaba, no porque sintiera un afecto especial hacia esa figura ridícula, madame Humbert, sino porque los problemas de uniones legales e ilegales, sólo podían resolverse por sí mismos, y ahí estaba ella, Valeria, una esposa de comedia, preparándose a disponer de mi comodidad y mi destino. Le pregunté el nombre de su amante. Repetí mi pregunta; pero ella se empeñó en un grotesco balbuceo, discurriendo sobre su infelicidad conmigo y anunciando planes para un divorcio inmediato: «Mais, qui est-ce», grité al fin, golpeándole la rodilla con el puño. Ella, sin pestañear, fijó en mí sus ojos como si la respuesta hubiera sido demasiado simple para las palabras, después se encogió ligeramente de hombros y señaló la espesa nuca del conductor del taxi, que se detuvo en un pequeño café y se presentó. [...]

Una delicia de ejemplo, me parece.


2007-11-30

Hice un find con el título de mi novela y me llevó a una colección de partes de diferentes rompecabezas: las piezas encontradas por Víctor Nubla desde el veintisiete de julio de mil novecientos ochenta y cuatro hasta el dieciocho de septiembre de dos mil siete.


La novela tiene dos citas al comienzo:

Las investigaciones en masa producen objetos contradictorios
Jorge Luis Borges: Ficciones

Who can say what heartbreaks are caused in a dog by our discontinuing a romp?
Vladimir Nabokov: Lolita

La cita de Borges dio el título a la novela.
El que narra es un "yo". Es posible que el título distancie al autor de ese "yo" o primera persona. En otras palabras, mi intención fue exhibir algo, a través del título y las citas, que el narrador no puede hacer.

Las cincuenta y tres piezas encontradas por Víctor Nubla

Entrevista al coleccionista


2007-11-22

Fui al Affair y leí un capítulo en el que Leo habla por teléfono con una pintora de sesenta años, no es Gladys.
Puig solamente transcribe la parte de las conversaciones que corresponden a Leo. Recuerdo que, a partir de la entrevista a Gladys, que me divirtió mucho, supe que Leo era "el zar de la crítica plástica"; él había ido a buscar a Gladys a Playa Blanca, influenciado por la recomendación de un grupo de veraneantes jóvenes que merodeaban la casa, a los cuales Gladys había dado entrada y éstos alabaron su obra. La transcripción de Leo es más o menos lograda; despierta interés acerca de la lógica de las respuestas.
Unos capítulos antes, Puig aplica el mismo recurso en una comisaría que recibe el llamado de una mujer. La mujer pide a la policía que efectúe una investigación pero se niega a dar nombres, no dará el propio ni el de los implicados, por lo tanto, la denuncia no tendrá cabida formal. En este caso es muy claro todo. Magnífico el modo de narrar. Cualquier lector se erige en escucha de algo confidencial relacionado con un delito, como si estuviera matando el tiempo mientras que espera en una comisaría.
Un espacio retratado por Edward Hopper.
Respecto a Leo, no quiero contar más. Puig construye su historia desde el nacimiento, igual que hizo con la vida de Gladys. Después predomina lo subjetivo, la narración se fragmenta y se mezcla.

2007-11-17

El manuscrito tendría el apoyo absoluto de Néstor Almendros, Severo Sarduy, Juan Goytisolo y Guillermo Cabrera Infante.

Recuerda Juan Goytisolo:
Manuel Puig —que luego destacaría en la elección de títulos brillantes y a veces geniales— había confiado el manuscrito a Néstor con una docena de ellos, provisionales y de escasa enjundia. En su respuesta a mis líneas —que, desdichadamente, no conservo—, el novelista me resumía la educación sentimental de su protagonista y mencionaba la impresión causada en él por "la traición de Rita Hayworth". La frase me cautivó: tal era, debía ser, el título. Así éste fue obra de Manuel Puig, pero descubrimiento mío.

«El escritor cubano Guillermo Cabrera Infante había oído hablar de "Sally" a Néstor durante algún tiempo y cuando Néstor por fin le explicó que Sally era el autor de una nueva novela fascinante llamada La traición de Rita Hayworth, Cabrera Infante pensó al instante que ya merecía un premio sólo por el título».
En seguida, Puig le escribió:

Guillermo Mi Sultán:
(Por favor no muestres esta carta a Ava [Gardner: Carlos Fuentes], tampoco a la temible gimnástica Esther [Williams: Mario Vargas Llosa]) soy una hermosa odalisca, amiga de la Sarduy y la Almendros, soy la Sally, ¿remember? la Manuel Puig. Cómo estás? Vamos a ser amigos o algo más? Me muero por conocerte después de tanto oírte nombrar, y después de leer tus páginas inolvidables [Tres tristes tigres]
1. Y ahora me quiero hacer la witty pero una extraña fuerza detiene el curso de mi pensamiento: ya me estás dominando? Me revuelco, pataleo mentalmente pero todo es inútil, hembra débil resulté ser y me entrego; ¿pero y si no me querés? Bueno, en estos días te mando una copia del Margarita Cansino betrayal; no sé cómo te caerá. Si la querés mostrar a algún editor inglés, please do it, por supuesto te adjudicas tu comisión, ¿te ofendo? Lejos estoy de querer ofenderte 2… Te hablo un poco de tu novela, que me fascinó… Cómo me gustaría formar con Uds. dos [Sarduy y Cabrera Infante] la trinidad de talento. Bueno, tesoro, escribime y si necesitas algo de acá, pedímelo. Quiero hacerme acreedora de favores, así te conquisto y me proteges, que soy tan débil, y quiero mostrarte mi nueva obra Boquitas pintadas, "folletín" en 16 entregas… Todo lo hago para un día, frente al hombre de mi elección, decirle "Mira lo que soy capaz de crear y sin embargo dejo todo por vos, por mi macho, por lavarte las camisas y hacerte la comida, todo simplemente a cambio de tus pingazos". Porque soy así, toma nota…
Sally

1— This I really mean.
2— That's the real me: picua and truthful [picua —YouTube La araña picua— y confiable]


2007-11-13

Querida Miss Hayworth…
Usted aparece mencionada en el capítulo 5; es una aparición breve pero extremadamente importante, dado que marca el momento crucial de la relación del chico con su padre. Este hombre parece siempre desinteresado de su hijito, absorto como está en perturbadoras cuestiones de negocios, pese a los intentos que el chico hace por capturar su atención. El capítulo 5 es el gran punto de giro de la novela, porque es allí donde el chico deja de buscar a su padre y empieza a tratar de reemplazarlo por otra imagen paterna. El desarrollo es éste: el chico siempre va al cine con su madre, su padre se niega a acompañarlos ya que no puede concentrarse en la película, obsesionado como está por sus preocupaciones financieras. Pero en el capítulo 5 va a ver Sangre y Arena con su mujer y su hijo y disfruta de la película y de la nueva estrella (usted misma) tremendamente. Promete que volverá al cine más a menudo. Para el chico es un momento de felicidad y satisfacción. Pero el padre no cumple su promesa y el chico se resiente al punto de rechazarlo definitivamente. Rechaza a su padre y todo lo que él representa; simbólicamente, el chico se resiente por la atracción que su padre siente hacia Rita-Doña Sol, que en la película traiciona a Juan Gallardo. Y el hecho de que Rita-Doña Sol sea malvada pero bella al mismo tiempo confunde al chico aún más. Debido a este momento simbólico, la frase «la traición de Rita Hayworth» se presentó como un título posible. Yo había sugerido el título a Seix Barral con la mayor timidez pero a todos les gustó de inmediato. Para ellos es muy excitante y nuevo en un estilo «pop-art». El señor Barral mencionó también que la había conocido en Barcelona y pensó que usted era una persona encantadora y que no se opondría a algo así. Antes que nada me gustaría asegurarle que su nombre es usado en el título sólo como un símbolo de la seducción en la pantalla y que la novela no trata en ningún sentido sobre su vida personal y tampoco intenta evaluarla a usted como actriz.

Suzanne Jill-Levine: Manuel Puig y la mujer araña, p. 364: Borrador en un formulario de Pan Am World Airways, cortesía de los herederos de Puig.


2007-11-08

Me quedé sin visión. Hacia afuera y hacia adentro.
Moby Dick es subir a la cima, si puede usarse la expresión, de la montaña más alta. La visión humana no está acostumbrada a un horizonte tan amplio.

La ballena descarga su estela de leche espumosa sobre el agua de mar. «Fuerza muchachos, el esperma es lo que nos interesa», dice Stubb.

El Pequod, Tashtego, Queequeg.

La espumosa y fragante leche es extraída, en forma similar a la miel de una colmena, de la frente del cachalote.

«(…) el hueso negro y flexible de la ballena de Groenlandia se usaba mucho en los corpiños de las damas (…)»

A continuación de tanta ley ballenera y derechos de la realeza sobre la cabeza y la cola de los cachalotes El Pequod va hacia el encuentro con el Pimpollo, Melville tituló: The Pequod meets the rose-bud. En el grabado de Kent se ve un rojo brillante rose-bud, o bouton-de-rose, como mascarón de proa de la aromática nave francesa.
—Bouton-de-Rose, ahoy! are there any of you Bouton-de-Roses that speak English?

Al fin de cuentas el capítulo del Pimpollo y el siguiente, resultaron de lo más hediondos. El carnicero Mellville no deja de sorprender. Enciendo un sahumerio; imagino la floral fragancia del ámbar y sonrío con Stubb junto a su tesoro cadavérico.

«(…) el ámbar gris es blando, ceroso y tan fragante y sazonado que se lo usa en la perfumería para fabricar pastillas, cirios preciosos, polvos para el cabello y pomadas (…) Algunos vitivinicultores echan unos few grains en el claret para perfumarlo (…)»

El Pequod exhibida ahora como una nave de fuego sobre el mar. El espectral resplandor nocturno resulta espeluznante; la ballena se consume a sí misma en marmitas funerarias. Literalmente, se frita a sí misma, arde gracias a su propio cuerpo.

Leí hasta Estiba y limpieza; pero voy a algunas páginas atrás, antes de las hojas de biblia, el slobgollion y el apretón de manos, mucho antes. Hasta el capítulo del Pimpollo, donde está la cita del Journal of the plague year [de Daniel Defoe]: «que olor repugnante ha de tener semejante mole: peor que el de una ciudad asiria [o inglesa] durante la peste, cuando los vivos no bastan para enterrar a los muertos». Melville compondrá «su gran obra sobre los olores» con el capítulo de Las refinerías; el humo es horrible de aspirar [las frituras del cachalote alimentan las llamas] y no hay otro remedio que aspirarlo.
Huele como el ala izquierda del ángel exterminador
.

Hay pasajes táctiles ordenados con meditaciones exactas: «¡Exprimir!, ¡exprimir! Durante toda la mañana exprimí ese esperma hasta que yo mismo me sentí fundido en él (…) en geometría, todos los cuerpos que se deslizan por el cicloide (…) descienden desde cualquier punto exactamente en el mismo tiempo».

El insólito Melville usa la expresión school of whaves: Escuelas y maestros (LXXXviii); escuela de mujeres o harén / escuelas de machos jóvenes y vigorosos.

¿La ballena disminuye de tamaño? ¿Se extinguirá?

Releo ahora la conocida nota de Melville a Hawthorne: He compuesto un libro perverso, y me siento tan inmaculado como un cordero.


2007-11-04

Nadie recuerda mucho de Moby Dick.
Lo más cómico es que mi padre dice que la ballena estuvo en Buenos Aires.
Podría preguntarle, llamarlo por teléfono y decirle que me vuelva a contar, dado que mi padre habitualmente cuenta que en las playas de estacionamiento subterráneas de la avenida Nueve de julio, entre Perón y Lavalle, alguna vez hubo una Feria del Libro donde fue expuesta Moby Dick. Me robé La imitación de Cristo, agrega siempre mi padre.
Mi padre ve a Buenos Aires desde Chacarita.
No porque se encuentre ahí, no todavía; sino porque Chacarita es el barrio de su infancia. Unido a ese recuerdo de la ballena blanca en Buenos Aires mi padre suele añadir que en el subte B, más allá de Medrano, hay un desvío que conduciría al antiguo Mercado de Abasto. Mi padre sospecha que la desviación podría seguir hasta Leandro N. Alem, inclusive hasta el Luna Park.


En la revista de Clarín del 9 julio de 2000, leo que Tito Lectoure, dueño del Luna Park y manager boxístico, contaba:
«El primer Luna Park estaba donde ahora está el Obelisco. Ahí estuvo en exhibición una ballena, o no sé que bicho que apareció por el Río de la Plata, lo pescaron, lo trajeron, y lo exhibían hasta que se pudrió».
Voy a llamar ahora por teléfono a mi padre para leerle.
Antes quiero precisar el año de construcción del obelisco. Parece que 1936. Y el primer estadio al que se refiere Lectoure, de acuerdo con un fascículo sobre la historia del Luna Park que publicó La Nación, habría sido demolido aproximadamente diez años antes, es decir, a mediados del veinte, cuando empezaron las obras de apertura de Diagonal Norte.
Mi padre nació en 1928.


Marco el número de mi padre.
Me cuenta ahora que Moby Dick fue exhibida exactamente en 1943. Duda si era la Moby Dick real. Porque, en verdad, mi padre duda si se trató de una ballena que se había tragado a un tipo. Le respondo que no, que ése es un relato bíblico, que Jonás…
Queda apesadumbrado.
Pero vuelve a contar lo de las playas subterráneas, si bien cambia que se trataba de una exhibición militar. Se acuerda de la marcha Cuatro de junio en nombre a la revolución que derrocó a Castillo. Menciona a Francisco y Blas Lomuto; dos hermanos: uno compositor y el otro letrista.
La ballena blanca era ahora amargamente reverenciada junto al tanque mediano Nahuel DL-43, orgullo de los militares nacionalistas.
No abrazada de libros.


2007-11-02

No podía resistirme a conocer quiénes eran los cinco fantasmas oscuros que rodearon a Ahab, luego de que fueran avistados a dos millas de distancia, a sotavento, los chorros y las colas de una manada de cachalotes. Llegué hasta el comienzo de El primer descenso (cap. xLviii).

Leí el capítulo de Ahab, pero no el de la Cetología, que está bastante más adelante. A Town-ho le siguieron capítulos letárgicos. La historia del Town-ho también me pareció un plomo.

Me detengo ahora en los capítulos de las fantasiosas representaciones de la ballena.
Me llamó la atención la representación que Ismael describe en la pagoda-templo de la diosa elefanta. Paréntesis: la diosa está siempre sonriente y muestra un par de tetas que son una delicia.
«Los brahmanes sostienen que en las casi innumerables esculturas de la pagoda inmemorial, todos los oficios y las empresas, todas las ocupaciones concebibles de los hombres se representaron siglos antes de que ocurrieran en la realidad».
La cacería de ballenas también.
Al lado está el marido. Abraza muy desinhibido a la diosa y no suelta una de las tetas. A menos que el orden universal se encuentre amenazado. En este caso, deberá descender al mundo con la forma de uno cualquiera de los avatares. Estos avatares o encarnaciones resultan ser más o menos evolutivos, con arreglo a la amenaza o circunstancia. En caso de diluvio tomará la forma de Matse o Matsya. Esta encarnación, comenta Ismael, «es a menudo hombre y a medias ballena».
Sin embargo, de repente Ismael se desdice con respecto a esta «ínfima» representación de la ballena. La escultura en el templo hindú «es un puro error». La puntiaguda cola del dios-sirena no tiene nada que ver con «la majestuosa cola de la verdadera ballena».
Nada que ver.
Más adelante, Ismael se burla de la escala desproporcionada del dibujo de un libro escrito por un tal capitán Colnett, e imagina al propio Jonás asomado por el ojo del cachalote impreso.
Al final del capítulo, indica que «los dibujos científicos fueron hechos copiando a animales varados; por lo tanto son tan correctos como podría serlo un dibujo de una nave en un naufragio». Tampoco servirían los esqueletos de los museos.
«Nada de eso».
No obstante presta atención a «la aleta lateral, cuyos huesos corresponden casi exactamente a los huesos de una mano humana, con excepción del pulgar. Esta aleta tiene cuatro dedos: el índice, el medio, el anular y el meñique. Pero estos huesos están ocultos en una envoltura carnal», como los nuestros lo estarían en una especie de manopla.

Casi mitad de la novela: pág. 432.
Sigo con esperanza de que el océano de Moby Dick me hamaque a favor, o en contra, de tanto misterio que guarda.


2007-11-01

Tan lindo pero cada vez peor.
El grabado de Rockwell Kent, en el capítulo iV, muestra a Queequeg abrazando a Ismael, dos varones durmiendo juntos en una cama de The spouter inn, propiedad de Peter Coffin.
El capítulo empieza así: Upon waking next morning about daylight, I found Queequeg's arm thrown over me in the most loving and affectionate manner...
Queequeg duerme con un hacha oculta. Y tiene tatuado el brazo con que abraza a Ismael. Ese brazo laberíntico se confunde con los cuadrados y triángulos del cubrecama: the counterpane. Ismael tiene, al despertar, sensaciones extrañas: «Y todo era tan lindo (…) Me sentía cada vez peor».
The counterpane anticipa la escritura del monstruo. Es también la etimología del preceptor y los extractos del auxiliar de la biblioteca. Cubrecama es quilt, tejido que cubre la barbarie y la civilización. Mosaic, salad, tapestry, melting pot, es decir: mosaico, ensalada, tapiz, crisol, metáforas positivas del racismo al que resultan tan proclives los norteamericanos.
La escritura resulta también un viaje entre dos loomings o espejismos de la política norteamericana. La noticia aparecería más o menos así entre dos grandes titulares: Gran lucha electoral por la Presidencia de los Estados Unidos — Un tal Ismael se embarca en un ballenero — Sangrienta batalla en Afganistán.

2007-10-30

El ejemplar en tapa dura de The modern library, 1930, comienza con la reseña etimológica de un preceptor de colegio secundario. Al final, en la página 885 del ejemplar de Sudamericana, 1970, aparece la siguiente mirada sobre el preceptor: «Se lo pasaba limpiando sus viejos diccionarios y sus gramáticas con un pañuelo estrafalario, adornado, como por burla, con todas las alegres banderas de todas las naciones del mundo. Le gustaba desempolvar sus viejas gramáticas: era, para él, un dulce modo de tener presente su condición mortal».
La cita de Hackluyt dice que casi toda la significación de "ballena" está en la letra H de la palabra en inglés: whale. Pero esta ocurrencia introduce al señor H, es decir a Richard Hackluyt (1552-1616), ideólogo de las estrategias de Inglaterra como imperio mundial. La main idea de este señor inglés: las colonias deben ser instrumentos al servicio de la madre patria.
Por último, el preceptor, luego de incluir en la reseña la palabra que la designa en español, suma las simpatiquísimas "pekee-nuee-nuee" en fiji y "pehee-nuee-nuee" en erromangoano.

Ese es el inicio de la novela más fascinante y, por qué no, más incómoda; la última abjuración de la literatura norteamericana: Moby Dick.

Como razonó Juan José Saer con respecto a los clásicos, pienso que hay libros que en su gestación parecen caprichosos y arbitrarios, hasta que empiezan con el tiempo a mostrar su pertinencia. En consecuencia, Sudamericana debió observar la ubicación de la etimología y no incluirla al final. Así como tampoco debió publicar a partir de la página 887 los extractos que la novela contiene a continuación de la etimología. Extractos copiados por un auxiliar de biblioteca: el empleado que "trae y lleva" libros, desde los estantes hacia el mostrador y desde el mostrador hacia los estantes. Un sub-sub-librarian, en palabras del autor de Moby Dick.
El auxiliar hizo esos extractos con «cuanta alusión pudo encontrar en cualquier» book, «sagrado o profano». «Por lo tanto, las declaraciones contenidas en los extractos que siguen —desordenados, aunque auténticos— no han de tomarse, por lo menos invariablemente, como el último evangelio de la cetología».

No se trata de una mención menor.
A semejanza, yo hago esta entrada y haré las siguientes con mis extractos —desordenados, aunque auténticos—de la novela en español: traducción de Enrique Pezzoni, y en inglés: autoría de Herman Melville.
Algo así como un put in sub-sub-order.


2007-10-23

Aprendí que las fibras del papel tienen una dirección.
Y aprendí que dichas fibras deben ser paralelas al lomo de un libro para que la tapa y las hojas no se encorven. Por ejemplo, la edición IV centenario de Don Quijote
Alfaguara y R.A.E. no ha cuidado ese requisito y las tapas de mi ejemplar están chuecas.
También me enteré que la lignina, constituyente de la madera con la que se hace el papel, es la causa de que el papel se ponga amarillo, y que la luz es un daño acumulativo e irreversible. Sin embargo, los sótanos no serían los sitios más apropiados para poner a recaudo información en papel, porque los sótanos suelen alojar cañerías de desagüe.
Estudié un montón de cosas sobre contaminación ambiental, agentes biológicos y soportes de escritura: papiro, pergamino, tablas de arcilla; sobre fotografía y films, así como también acerca del manejo de colecciones, archivos y de los principales problemas de los bienes patrimoniales.
Los hurtos por ejemplo.
Hice un informe de los aspectos edilicios y funcionales de una biblioteca. Tomé conciencia de la falta de planes de emergencia para los bienes y para las personas; la propia facultad carece de uno. Todo porque Ana me convenció de invertir horas del cuatrimestre en una materia "práctica" de Filosofía y Letras: Preservación y Conservación.
Gracias, futura bibliotecaria.
Yo fui por mi amor imposible. Los libros. Para conquistarlos tuve que hacer el experimento de construirlos desde las entrañas.


Antes de compartir unos enlaces ―lo primeros son dos tesoros― me gustaría transmitir una noción resumida de conservación preventiva: es el conjunto de acciones, programas o planes que tiene por objeto amortiguar y/o retardar el deterioro que sufren los bienes culturales. La idea es hacer posible el uso de los mismos por parte de las próximas generaciones. Dichas políticas suponen que el deterioro no puede ser frenado pero sí que puede retardarse. Implican intervenciones mínimas que no persiguen dejar a nuevo el bien cultural, y, se ubican, las políticas de conservación, conceptualmente en oposición a las prácticas de restauración. Las prácticas de restauración muchas veces lindan con el plagio, porque tienen por fin retornar a su estado original los bienes patrimoniales dañados por el uso, el tiempo u otros factores de deterioro.


2007-10-19

La glorieta iv
Desde el día del escándalo Larsen visitó a la mujer oscura, hermosa y arisca. Fue diciendo su historia sin propósito; contó para ganar tiempo. En algún lugar de Angélica Inés, se estaba perfeccionando un porvenir que le daría a Larsen el privilegio de protegerla y pervertirla. Con la boca entreabierta, embellecida por el resplandor de la saliva, ella, en respuesta a los recuerdos de Larsen, sólo podía dar un sonido ronco.
Era nadie.
El 22 de agosto Angélica Inés soñó con caballos.
Entonces, Larsen contó su amor por un caballo; hubo un circo, una multitud, un frenesí de tres minutos. Siempre es difícil hablar del amor y es imposible explicarlo. A las ocho, Larsen terminó de hablar y rehizo el camino al astillero; se dejó guiar por el resplandor amarillento de la casilla.

La casilla vi
Póngase algo en la cabeza por el rocío, vamos al restaurante y comemos ahí, invitaba Larsen. Y por si viene Gálvez, podemos dejarle dos líneas.
Había un miedo.
Júreme que no me deja sola esta noche de luna, y le digo lo que quiera saber. Sí, respondía Larsen. Pero cuando yo le diga que se vaya, se va, afirmó ella. Y si se encuentra con Gálvez no le dice que estuvo conmigo. Miró hacia la noche blanca. La mujer de sobretodo, los ojales tirantes, el alfiler de gancho que cerraba el cuello, había encontrado vacío el porrón de melaza que usaba para esconder algún dinero con Gálvez. Y el título ya no estaba en la casilla, y ni siquiera lo tendría Gálvez.
Tal vez haya ido al Chamamé, y si se llevó el dinero es posible que lo encuentre borracho. Voy y lo converso, decía Larsen.
Estuvieron helándose infinitamente separados.
Ahora puede irse, respondió ella mirando a la ventana. Larsen esperaba que se levantara. Miró los ojos que ya lo habían juzgado. Entonces la besó.
Ella se dejó y abrió la boca. Después le golpeó la mejilla.
La bofetada lo hizo más feliz que el beso.

Siempre es difícil hablar del amor y es imposible explicarlo; y más si se trata de un amor que nunca conoció el que escucha o lee, y mucho más si sólo queda, en el narrador, la memoria de los simples hechos que lo formaron.


2007-10-17

«Las imágenes ven con los ojos que las ven».
A veces ocurre que el cine nos devuelve la visión luego de habernos creído trágicamente ciegos de por vida.

No me acordaba del afiche de Andrei Rubliov (1969) en El espejo (1974).
Como si se tratara de un sueño El espejo evoca imágenes documentales de un torero y de la guerra civil española: los chicos, la manito que se posa sobre la falda para limpiar una manchita, la mirada final de la niña que lleva en brazos una muñeca, el asombro de los globos aerostáticos. Prontamente aparece el niño que hojea un libro de arte. La primera cabeza ilustrada en el libro es de Archimboldo. Luego aparecen otros rostros. Rostros de Leonardo, Botticelli. Femeninos. Mi lectura es que la cabeza surtida de alimentos representa el pasaje desde la tauromaquia, la guerra civil, los globos, hacia la búsqueda íntima del rostro de la madre. Madre que es a la vez abuela y potencial amada en la mirada de Tarkovsky.

El cielo protector (1989).
No me gustó la película tanto como la novela.
Tras la muerte de uno de los tres protagonistas se vuelve muda. Ausencia de clima. La película no transmite el clima inquietante de la novela. Tampoco abre acceso a la intimidad o a la psicología de los personajes. El desierto parece un decorado, si bien es el desierto concreto.
África.
Colores intensos. Por demás de intensos.

Después de varios años que fue estrenada Los idiotas (1998), segunda película del Dogme95, la volví a ver. Me gustó más que la primera vez. Tenía la intriga antes de verla. No solamente me gustó, sino que la consideré brillante.
Por su intransigencia.
El individuo, la sociedad, la palabra, la hipocresía, los mandatos sociales, la valentía, el dinero, la verdad, el amor, la fiesta, el sexo, la familia, Karen, los idiotas. Es una película que perturba y hace muy feliz. Ojalá me animara, con la escritura y con la vida, a ser cualquiera de esos idiotas.

El director, Lars von Trier, hizo también una versión para televisión de Medea (1988).

Vi Infidelidades (2001).
Enloquecí un poco. La idea del suicidio del padre junto con la propia hija me excedió. Mis adentros gritaron: No, no, no.
La película de Ullman se salva. De la mano de Erland Josephson podemos transitar, no sin fuertes angustias y espantos, el amor y el desamor.

No hay amor sino es a través de un pacto que siempre tiende a circunscribirse en la función de lo sagrado. El amor es imposible, lo cual en nada disminuye el interés que se deba tener por eso que calificamos sagrado. La letra de amor no deja de escribirse pero sólo en tanto conserva su sentido, es decir, no por mucho tiempo.
Lacan también dijo que no debe imputarse a la piedra el tener que saber el lugar donde debe caer para explicar los efectos de la gravedad.
Soy esa piedra.


2007-10-12

El Diario del año de la peste es citado en Estado de sitio. La propia peste forma parte del elenco en esta obra dramática de Albert Camus: un funcionario burócrata y sus acólitos.
La peste se transmite a través de la traición, que es también traición romántica.

El vecino que me trajo El país de Auster se llevó copia de tres textos míos. Me llamaron la atención los nombres que usó para referirse a los tres: el gutre, la salina, y la polio, como yo los llamo de entre casa. Con respecto al gutre, vino a Internet buscar el significado, pero mi vecino no hizo referencia alguna al cuento de Borges: El evangelio según Marcos. Parece que la mirada de Víctor Hugo Sommi se las trae, aunque sosegada e inquietante. Le hizo evocar algunos deslizamientos por escondrijos de Sobre héroes y tumbas. Estableció un paralelo entre el peregrinaje de Sommi y el del envenenador. Los dos cementerios. Asoció las mariposas con las pulgas, en la clave racional del envenenador de la salina. El encuentro del envenenador en Londres con la mujer desfalleciente le hizo evocar el pasaje de Las piadosas en el cual se inspecciona el cuerpo de una sifilítica. Leyó la crónica periodística de la polio, como si se tratara de un cuento. Le pareció maravilloso «el sueño con leones» del Ruso.
Lo perturbaron las fotos que le mostré del Hogar Respiratorio.
Es curioso que haya asociado mis relatos con dos autores que no me interesan. Pero leer es traer al presente libros.
Y viceversa: todos los libros están en un libro.
En el mejor de los casos, el libro más amado.

Leo cuentos de Di Benedetto.
Son propios de los diarios de Kafka. Porque Enroscado, el primero de los Cuentos claros, es la historia de un Gregorio Samsa contada con la prosa de Mario Denevi, el escritor de Rosaura a las diez.
Son relatos alucinantes. Falta de vocación y As se parecen mucho a la cautivante Dormir al sol, de Bioy Casares.
El relato titulado: Caballo en el salitral es único. Sólo una sombra: el comienzo. Pero es único. Pertenece al libro de cuentos El cariño de los tontos.
De Mundo animal, releí Las mariposas de Koch y Reducido, dos relatos breves, de página y media, que había encontrado de casualidad en 2002, publicados en una revista. Cito el primer parágrafo de Las mariposas con el propósito de que, si mi vecino todavía no lo leyó, comprenda la obligación de hacerlo:

Dicen que escupo sangre, y que pronto moriré. ¡No! ¡No! Son mariposas, mariposas rojas. Veréis.


2007-10-09

Placeres a partir de Playa quemada.
El cuento de las jaulas con los pájaros secos es el mejor cuento argentino de terror desde La gallina degollada. Macabro.
«Tus pájaros te salvan de ser iguales a ellos», le dice un compañero de la Morgue al protagonista del cuento, que había dormido una siestita a un costado del piletón donde se enjuagaban los bobis. Me encanta el niño electrizado de Rompecabezas. El niño reúne las piezas con la potencia de un loco, sin mirar, ubicándolas de memoria en los lugares exactos. La mariposa de cartón en el final. La versión de Nielsen de La intrusa me sigue pareciendo genial después de los años transcurridos desde la publicación en El porteño. Excitante la escena de la prima con uno de los hermanos, bajándole la malla y chupando, ella «pulpo calamar ventosa agua fondo sueño adiós mundo real». Y también son geniales: el codex, las etiquetas, las franjas en que fue dividida la arena en tributo a Borges.

Tengo El país de las últimas cosas, de Auster, que me prestó un vecino. Me la trajo después de ver La invención de la soledad en mi escritorio.
Nada alcanza para romper la monotonía de este Auster. Un solo instante de la lectura en que me pasó algo. La que habla es Anna.
«Cada vez que tomábamos uno de aquellos breves paseos, yo sentía que me enamoraba de él otra vez, en medio de aquella oscuridad, tomados de la mano, recordando cómo había sido todo al principio, en los días del invierno terrible, cuando vivíamos en la biblioteca y mirábamos cada noche a través de la enorme ventana».
No obstante, el libro tiene un aire de apariencia urgente. Pretenciosamente urgente.

Agarré los libros de cuentos de Levrero.
A tientas, como el personaje de El lugar, pasé las páginas de los dos libros buscando el único cuento que recuerdo, y no podía encontrarlo, perdido en la indefinición de los textos, desorientado por una arquitectura demasiado plástica, gomosa quiero decir, y por ello distinta a la de la novela. Distinta a la de la magnífica novela El lugar.
Finalmente lo ubiqué, se llama Los muertos. Es ocurrente, como son ocurrentes todos los demás relatos. Sin embargo, yo recordaba que el comienzo era muy montevideano. Los libros no son descartables, tienen su parte erótica, pero a mí me decepcionó que tuviera solamente eso y los cuentos fueran tan arbitrarios. Caprichosos.
Algunos comienzan a lo Nielsen, sin embargo ningún texto de estos dos libros se le aproxima siquiera. Se llaman Espacios libres y Aguas salobres

Me tocan los siguientes objetos del testamento de Juan José Castelli.
En La revolución es un sueño eterno el testamento de puño y letra de Castelli incluye, entre otras cosas, y habiendo él previamente aclarado que no era dueño de moneda alguna ni de objetos de valor:

Un ejemplar del Quijote, regalo de mi padre
...
Un ídolo asiático, con un pito desmesuradamente largo, regalo de un patriota que conocí en el Alto Perú.
...
Dos pistolas, que pertenecieron a Moreno, de corto alcance, que me regaló su viuda.
...
Diario del año de la peste, de un tal Daniel Defoe, traducido del inglés por Agrelo.
...
Dos cuadernos
Cuatro plumas
Un tintero.


2007-10-05


«Now run along,
and don't get into mischief».

The tale of Peter Rabbit







Recomiendo seguir la narración total de la liberación el martes pasado de un conejito en el botánico de Rockhampton:
las bestias, los perros y yo


2007-10-02

Para Pastora el «último poema de amor a las ciudades».

El atlas del Gran Kan contiene también los mapas de las tierras prometidas visitadas con el pensamiento pero todavía no descubiertas o fundadas; la Nueva Atlántida, Utopía, la Ciudad del Sol, Océana, Tamoé, Armonía, New-Lanark, Icaria.
Pregunta Kublai a Marco:
—Tú que exploras en torno y ves los signos, sabrás decirme hacia cuál de estos futuros nos impulsan los vientos propicios.
—Para llegar a esos puertos no sabría trazar la ruta en la carta ni fijar la fecha de llegada. A veces me basta un escorzo abierto en mitad mismo de un paisaje incongruente, un aflorar de luces en la niebla, el diálogo de dos transeúntes que se encuentran en medio del trajín, para pensar que partiendo de allí juntaré pedazo a pedazo la ciudad perfecta, hecha de fragmentos mezclados con el resto, de instantes separados por intervalos, de señales que uno manda y no sabe quién las recibe. Si te digo que la ciudad a la cual tiende mi viaje es discontinua en el espacio y en el tiempo, ya más rala, ya más densa, no has de creer que se puede dejar de buscarla. Quizá mientras nosotros hablamos está aflorando desparramada dentro de los confines de su imperio; puedo rastrearla, pero de la manera que te he dicho.
El Gran Kan estaba hojeando ya en su atlas los mapas de las ciudades que amenazan en las pesadillas y en las maldiciones: Enoch, Babilonia, Yahoo, Butua, Brave New World.
Dice:
—Todo es inútil si el último fondeadero no puede ser sino la entrada infernal, y allí en el fondo es donde, en una espiral cada vez más estrecha, nos sorbe la corriente.
Y Polo:
—El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio.


2007-09-29

Barcelona - Sevilla

Journal entry 5 by carboanion from Castilleja de la Cuesta, Sevilla Spain on Thursday, September 07, 2006

¡Está en Sevilla! En malas manos, las mías, pero prometo leerlo muy pronto para que cuando llegue octubre y comience el III Encuentro Nacional de BC-España pueda seguir viaje de forma controlada y no se pierda en las calles.
He leído la entrada de meranis y realmente no sé qué esperar de este libro, porque la frase "las distorsiona, para que lleguen a expresar lo que el autor pretende que expresen" me recuerda una frase de Montaigne: "La palabra es mitad de quien la pronuncia y mitad de quien la escucha", que para mí siempre ha significado que el autor sabrá lo que escribe, pero de parte del lector queda el entender lo que mejor le convenga, porque (al menos en mi caso) las historias se enfocan de una manera u otra según las circunstancias y una misma novela causa muy diferente impresión en distintos momentos de la vida y lo que un día puede parecer una maravillosa metáfora, dos días más tarde puede parecer la cursilada más grande del universo.


Journal entry 6 by
carboanion from Castilleja de la Cuesta, Sevilla Spain on Saturday, September 16, 2006
Me resulta difícil comentar este libro porque he pensado en tantísimas cosas durante la lectura que no sé si ahora podré recordarlas todas: la primera es que me gusta el punto "lúcido" que pone María Gabriela con sus notas a pie de página. Quizá el autor las pone para reírse de aquél que no disfrute con su libro, pero yo creo que es el contrapunto necesario para equilibrar los aires de grandeza de Juan Aparicio ("¿Cuántas catarsis ha sufrido hasta esta página, lector? Ninguna") y vuelve a recordarme la frase de Montaigne que cité en la entrada anterior, aunque sólo sea por la interpretación que María Gabriela da a esa poesía que cualquiera que se atenga tanto a la letra como yo adivina de índole sexual y no revolucionaria. Supongo que puede ser indignante el saberse musa del onanismo (o muy halagador, según la personalidad de cada uno) y por eso María Gabriela no concede cuartel a Juan al comentar su prólogo... Pero yo prefiero quedarme con la visión "realista" que aporta la mujer, es una manera de bajar los humos al prologuista.
Podría quedarme sólo en la letra, en lo que he leído, que es lo que suelo hacer, pero tanta insistencia a lo largo de la novela en la masturbación me obligaba a pensar que la lectura es un vicio tan solitario como el ya mencionado onanismo: no es hasta el final que Aparicio lo manifiesta, pero supongo que por eso no me chocaba tanto hablar de sus horas en el baño. "Más que un libro es una gran paja" y yo añadiría "mental", porque la exégesis que hace de los comienzos y la que hace del final no tenían mucho sentido para mí, ya que los cientos de páginas intermedios entre el principio y el desenlace los engloba en "lo demás", los desprecia y (qué le voy a hacer) yo soy de esas lectoras que piensan que qué más me da saber el final, si lo que me interesa es cómo se desenvuelven los personajes hasta llegar a ese punto. Como lectora, no he podido desprenderme de mi propia forma de entender la lectura (no la literatura, ojo) y por eso para mí la "x", tan importante en la interpretación de los comienzos, no era más que la incógnita del qué pasará que obliga a seguir leyendo, ¡jamás la hubiera supuesto relacionada con el acto de escribir! (Muy atinada la anotación que afirma que en los idiomas originales no hay tantas equis; un punto surrealista por parte del autor incluir una frase suya entre los ejemplos de excelencia).
Por los comentarios de meranis, esperaba un libro raro, pero para mi sorpresa me ha gustado mucho. Lo pongo en reserva hasta el Encuentro Nacional, que será entre el 12 y el 15 de octubre en Sevilla y por tanto podré encontrar algún becerro que quiera "adoptar" esta novela y no la deje perderse en la selva tan pronto, ¡que tras cruzarse el charco no se merece el olvido!

Puntuación: siete estrellas (seven out of ten)


Journal entry 7 by carboanion from Castilleja de la Cuesta, Sevilla Spain on Friday, September 29, 2006
Released about 10 mos ago (10/14/2006 12:00:00 PM BX time) at
Parque Maria Luisa in Sevilla, Spain
RELEASE NOTES: Quien quiera cazar este libro, está citado el sábado 14 de octubre a las cinco y media en la Plaza de América, en el Parque de Marí­a Luisa, donde dará comienzo la liberación del III Encuentro Nacional.


2007-09-25

En busca de un fragmento de Prólogo anotado, que supuestamente se encontraba publicado en un web site de la Biblioteca Nacional, hallé el inesperado derrotero de 2006 que cuenta la postdata.
Las reseñas del libro son buenísimas. Yo
no sabría hacerlo mejor.

ps: El libro viajó de Argentina a Barcelona y de Barcelona a Sevilla: en el periplo debió sufrir algún accidente "acuático", porque os advierto que el volumen está abofado y apesta a humedad que es mala cosa (no había pensado que este aviso iba a echar para atrás a más de uno, pero bueno, que nadie diga luego que le he endosado un asco de ejemplar, que advertidos quedáis), pero el contenido es bastante original, por cada paranoia relacionada con la masturbación hay algún párrafo aprovechable sobre los libros. Publicado por carboanion: Lun Sep 18, 2006 10:29 am BookCrossing - The world's biggest free book club



Buenos Aires - Barcelona


Journal entry 1 by akahige-nide from Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires Argentina on Saturday, July 08, 2006

Cuando el libro fue editado por el año 1993, el autor estaba encuadrado dentro de la narrativa joven argentina. Posteriormente creció su reconocimiento literario e incluso a fines del 2004 y comienzos del 2005 publicó un ensayo sobre una nueva lectura de la escritura del Quijote de Cervantes.
Esta novela no la leí y como está destinada a ser enviada a España me interesó la temática.
Reproduzco un fragmento de la presentación de la contratapa: «Un profesor de provincia recibe el encargo de escribir el prólogo de un manual de literatura. Emprende la tarea con diligencia, pero con un resultado sorprendente para los lectores. Acaso porque el personaje mismo hace imposible una revisión convencional del pasado literario, su labor se transforma en una travesía avasallante por la más imaginativa e inexacta de las ciencias».
Espero que lo disfruten. Irá hacia Barcelona.


Journal entry 2 by
akahige-nide from Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires Argentina on Tuesday, July 11, 2006
Released about 1 yr ago (7/10/2006 8:00:00 AM BX time) at
De Buenos Aires a Barcelona in Caballito, Ciudad Autónoma de Buenos Aires Argentina
RELEASE NOTES: Enviado a través de un amigo para ser entregado en mano en la ciudad española, muy probablemente a meranis. Buen viaje. Espero que guste y lo disfruten.


Journal entry 3 by meranis from Barcelona, Barcelona Spain on Thursday, July 20, 2006
Tras una semana de "jugar al escondite" con el mensajero (un tipo muy majo, por cierto), por fin tengo el libro en mis manos. El libro, la postal cinematográfica y el marcapáginas personalizado: D
En cuanto termine el que tengo empezado me pongo con él. ¡Muchas gracias por el detalle, akahige-nide!


Journal entry 4 by meranis from Barcelona, Barcelona Spain on Sunday, July 30, 2006
No puedo negar que es un libro poco convencional, así que el autor, en este sentido, ha acertado de pleno.
Es curioso porque, como lectora, he ido pasando por varias etapas: de la incredibilidad más absoluta ("Un tratado sobre la masturbación??? de qué xxx va todo esto???") hasta la ternura ("pobre diablo!").
Me resulta difícil calificar el libro, sobre todo porque en mi opinión tiene varias capas, y si te quedas en la superficial, la obsesión masturbatoria del protagonista, te pierdes justamente lo más interesante. En mi humilde opinión, Federico Jeanmaire, aparte de buscar su "hueco negro" en la literatura, lo que hace es jugar. ¡Lo que pasa es que hace trampas en el juego! Es decir, se monta todo un tinglado a partir de extractos escogidos de obras escogidas y juega con ellas, las distorsiona, para que lleguen a expresar lo que el autor pretende que expresen. ¡Supongo que "ha gozado como una foca" preparando todo el montaje!, pero en ocasiones para el lector resulta un tanto repetitivo y traído por los pelos.
Otra de las capas que percibo es la crítica corrosiva a la literatura actual, junto con las perlas que va destilando de cara a enseñar a un posible lector a discernir entre lo que está bien escrito y lo que no lo está (lo genial de lo común). Hay fragmentos realmente preciosos.
Y por fin está la capa de una historia de amor muy tierna: la de un viejo perdedor, antisocial y medio loco, que se prenda de una compañera de trabajo joven y atractiva.
¡Tantas cosas en tan pocas páginas! ¿o es que yo veo más de lo que hay? No sé; lectores sucesivos irán expresando sus propias opiniones, espero.
De momento guardo el libro para llevarlo en septiembre a Sevilla, a ver qué tal le sientan los aires del sur. La postal y el marcapáginas de diseño se quedan conmigo, como recuerdo.
Gracias de nuevo a akahige-nide por tenerme en cuenta, a Marc el mensajero y a la artista diseñadora.


Puntuación: siete estrellas (seven out of ten)


2007-09-21

«Soy amigo de Pinocho, que en la infancia me llevó de la mano por los caminos de la imaginación. Cuando me encuentro con otros devotos de Pinocho descubro que nuestros recuerdos no coinciden. Freud, quiero decir algún "complejo" del snobismo herido, me induce a olvidar lo que sé: ellos, siguiendo una buena tradición, leyeron el volumen de Collodi; yo, con infinidad de ignorantes, los fascículos publicados en la colección "Cuentos de Calleja" en colores.»
»Hoy leo la "Nota preliminar" de Esther Benítez a su traducción del libro de Collodi: "Es muy cierto que la fama y difusión del Pinocho de Bartolozzi en el ámbito lingüístico hispano eclipsaron por completo el Pinocho de Collodi, hasta el punto de que aún hoy es frecuente encontrarse con quien [¡con ABC debiera decir!] recuerda nítidamente el Pinocho de Calleja y sólo tiene una borrosa memoria del de Collodi". Baste aclarar que Bartolozzi ―Salvador Bartolozzi Rubio― ilustró con sus dibujos la traducción de Calleja del libro y escribió el texto de las nuevas aventuras publicadas en los fascículos que tanto me atraían: Pinocho en la India, Pinocho en la China, Pinocho en el Polo, Pinocho en la Luna, Pinocho en el país de los hombres gordos, Pinocho en el país de los hombres flacos, Pinocho en Jauja, Pinocho en Babia, Pinocho detective y de la serie Chapete reta a Pinocho, que me gustó menos.»

Este es un escrito de Adolfo Bioy Casares en Descanso de caminantes, 1982.
Tiene mínimas revisiones mías a partir de que poseo el Pinocho de Alianza, 1980, con Prólogo y Nota preliminar notables. Entre otras cosas, corregí el nombre del dibujante y escritor del Pinocho español, que en el diario de Bioy Casares aparece como «Bertolozzi».
Pero lo que importa es el encuentro con amigos. El miércoles fui a tomar un café con Paulino a La giralda y mezclado con temas automovilísticos, la largada de Spa-Francochamps y otros, nos perdimos hablando de Lucignolo, Paul Auster, Bioy Casares.
Las charlas con amigos suponen un montón de desviaciones. De todas ellas me pareció atractiva la huella que dejó Bioy, vista ahora desde el ángulo de la traductora del libro de Collodi, M. Esther Benítez, que en la Nota hace la siguiente pregunta:
«¿Cómo es el Pinocho de Bartolozzi?»
Sumar ahora una nueva cita de la Nota tiene por fin denotar que, como explica la contratapa de Alianza, la llamada literatura para niños desborda las fronteras del género.
»¿Por qué el Pinocho español se mueve en un mundo de fábula? ¿Por qué en todas sus aventuras no existe una progresión psicológica de los personajes, como ocurre en el Pinocchio italiano? Si la constante obsesión de Pinocchio es convertirse en un niño de carne y hueso, nuestro Pinocho [España, 1917/1920], satisfechísimo de su condición, sueña en seguir siendo muñeco; en cierto sentido es como Peter Pan, el niño que no quiso crecer. Y lo mismo ocurre con el realismo de la obra, que sólo aparece en detalles esporádicos y nunca en la caracterización y actuación de los personajes. ¿Por qué este enfoque? ¿Presiones del medio ambiente? ¿Imposición del editor? Habría que estudiar el problema a fondo y por extenso y no en los reducidos límites de estas notas».


2007-09-17

La historia transcurre en el cielo.
Allí está Jesús y aparece un viejito recién llegado.
Jesús le oye comentar al viejito que no consigue encontrar a su hijo. Entonces Jesús se le arrima y el viejito le dice: mi nombre es José, soy carpintero, tuve un hijo de manera un poco extraña, no exactamente natural, y después él quiso hacer las cosas a su modo, se fue de casa y no volví a verlo. En ese instante Jesús alarga los brazos conmovido y grita: ¡Papá!
Y el viejito grita: ¡Pinocho!

Un cuento hecho realidad

Buscando lectores en el paraíso Blogger encontré ciento veintiún registros (121) que incluyen entre sus libros favoritos a Pinocho (36) / Pinocchio (85). Entre todos Lucignolo se lleva la palma: Fecha de inscripción: junio 2005 / Profesión: Marionnette / País: Pays des jouets / Datos personales: Je suis le meilleur ami de Pinocchio, j'aime pas l'école, les livres, les maîtres, bref, tout ce qui peut embrigader un esprit qui n'a pas peur de la vie et de ce qu'elle représente pour chacun de nous / Intereses: Pinocchio / Películas favoritas: Le avventure di Pinocchio / Libros favoritos: Pinocchio


2007-09-14

Terminé las dos últimas páginas de La invención. Me dieron ganas de empezar el Libro de la memoria de nuevo. Fue una sorpresa lo que hace Auster al final. Imposible de sintetizar. Un joven alquila una habitación en París y luego descubre que su padre había estado escondido en aquella habitación durante la guerra. Auster habla acerca de de la rima que esos dos hechos establecen al ser relacionados. Y a partir de ahí, todo lo demás: Pinocho y Collodi, el mundo de los juegos de Daniel, su hijo… Éste es el mejor Auster.

Pero no puedo sustraerme ahora de la decepción con el tintero de Auster, la imagen que él asienta en La invención. Quisiera estar yo equivocado pero pienso se trata de una falta a la verdad. He cotejado varias fuentes y no encontré el fascinador tintero que Auster dice está en Collodi.

Mi decepción empezó al anotar a mano en las páginas de mi propio Pinocho la versión de Auster del capítulo XXXIV, es decir en las páginas donde: Pinocchio, gettato in mare, è mangiato dai pesci e ritorna ad essere un burattino come prima; ma mentre nuota per salvarsi, è ingoiato dal terribile Pesce-cane / Pinocho arrojado al mar, es comido por los peces y vuelve a ser un muñeco como antes; pero mientras nada para salvarse es engullido por el terrible Tiburón.

Pensaba en el hallazgo del tintero.
Paul Auster apunta que Disney deformó el Pinocho de Collodi haciendo entre otras cosas que el muñeco fuese tragado por la Ballena en vez de por el Tiburón, il terribile Pesce-cane. Cualquiera que recuerde el libro de Carlo Collodi lo sabe.
Sin embargo, completamente embebido en la transcripción que Auster hace del momento en que Pinocho es tragado por el Tiburón fui a buscar el pasaje del tintero.
Siendo así leí que «el monstruo, absorbiendo el agua, se bebió al pobre muñeco como si bebiera un huevo de gallina; y lo tragó con tanta violencia y avidez que Pinocho, al caer en el cuerpo del Tiburón, se dio un golpe tan descomunal que se quedó aturdido un cuarto de hora».
Mi decepción con Auster fue fiera cuando continué leyendo mi propio Pinocho. Voy a cruzar las versiones:

Quando ritornò in sé da quello sbigottimento, non sapeva raccapezzarsi, nemmeno lui, in che mondo si fosse. Intorno a sé c’era da ogni parte un gran buio: ma un buio così nero e profondo, che gli pareva di essere entrato col capo in un calamaio pieno d’inchiostro. / Cuando [Pinocho] volvió en sí […] había, por todas partes, una gran oscuridad; una oscuridad "so deep and so black that for a moment he thought he had been dipped head first into an inkwell." This is Collodi's description of Pinocchio's arrival in the belly of the shark. ...

Durante varias noches revisé fuentes y más fuentes pero no hallé el pasaje del libro de Carlo Collodi que, de acuerdo con Paul Auster en la p. 160 de La invención, diría: "…por un momento [Pinocho] pensó que lo habían sumergido de cabeza en un tintero…"

Por el contrario dice:
"…una oscuridad tan negra y profunda que le parecía como si hubiese entrado de cabeza en un calamar lleno de tinta…"

El calamar lleno de tinta es una imagen tan impresionante como la del tintero. Los lectores de La invención conocemos el increíble despliegue que Paul Auster hace a partir del inusitado tintero o inkwell. Pero dicha imagen tiene un poder de revelación increíble porque no está. El efecto de revelación surge de una cita que por lo menos yo no pude hallar.
Me resulta chocante tener que decirlo. Pero no está en Collodi. Únicamente parece existir en Austerlandia.


2007-09-11

Tiempo de abrazar y los cuentos de 1933 a 1950
Arca. Montevideo 1974.

En 1941 Onetti realizó un segundo viaje a Buenos Aires. Colaboraría en los suplementos literarios de La Nación, la revista Vea y lea, y otros medios. El diario La Nación publicó Un sueño realizado, sobre el que Onetti dijo: «Un sueño realizado nació de un sueño: vi a la mujer en la vereda, esperando el paso de un coche, supe que también ella estaba soñando». Ese mismo año fue finalista con Tiempo de abrazar del premio Farrar & Rinehart. La novela logró una importante aceptación. Tanto que un jurado declaró: «Creo que Tiempo de abrazar será un gran éxito el día que se publique y dará lugar a juicios apasionados». Lamentablemente, Marcha sólo publicaría fragmentos de la novela, antes de la pérdida y posterior recuperación casi veinte años después, cuando Arca la publicó junto con una recopilación de fenomenales cuentos.

―La novia robada y otros cuentos, en el '68 ―viene pasando lista de libros el entrevistador español―. Aparece luego una extraña novela perdida, que al parecer estaba en posesión de una hermana suya.
―Habían quedado algunos capítulos. Es ésta ―el escritor uruguayo toma el título de Arca―. Tiempo de abrazar.
―Es ésa, exactamente.
―Esto lo han publicado como una novela. Pero es mentira. Son fragmentos de una novela. Son capítulos que se pudieron recuperar. Yo después me fui a Buenos Aires, y perdí todo.
Entrevista a JUAN CARLOS ONETTI por JOAQUÍN SOLER SERRANO,
1977

—Estaba pensando... Aunque te parezca que soy tonta. ¿Sabés lo que sentía antes...? Me daba vergüenza; como si ser virgen fuera algo anormal. Tenía vergüenza de sentirme, pensando en las otras... En las mujeres que ya eran mujeres.

Una chica Onetti.
Pienso en los brazos, senos y pies que arrebatan. En las especulaciones de Onetti sobre el sello de la virginidad.
Tapa de la primera edición: curvas de una mujer que parece la diosa de un templo hindú. La sueño en bajorrelieve y sexualmente entrelazada a otra armónica figura, que, como se llama, hace de apoyo.
Prosa admirable.

—Virginia.
Se miraron, sonriendo. Luego él vio morir el guión de la cortina y, con los ojos fijos en el ángulo en que había estado, murmuró:
—Tenía un miedo... después de la carta. Pensaba que todo había terminado. No por celos; pero tenía miedo de que esto, tal vez lo más grande que haya, lo conocieras con otro. Con alguno demasiado bruto; demasiado macho para tu ternura...
Ella saltó levemente, acariciándole un brazo con los perezosos dedos.
—No, Julio... No podía ser. Yo presentía lo lindo de esto, vida. No me hubiera animado a estropearlo. Tenía que ser contigo... contigo, vida querida. Y yo estaba tan segura de que iba a ser...; y lindo, lindo, lindo...

Tiempo de abrazar me hechizó desde la mitad hacia adelante. El erotismo es implosivo y moroso. […] Mierda, damas y caballeros. No era el pensamiento humano quien trazaba cauces para el instinto. Eran las mismas almas puras, los hombres rectos, los perfectos caballeros, las damas con neuralgia en lo ovarios […] Jason en la muchedumbre, último parágrafo, una bestia pulcra.

En mayo de 1976 la revista Crisis rescató un capítulo perdido. Fue publicado con el título La total liberación.
[…] Algo nuevo había aquella noche en Isabel. Un elemento extraño se agregaba a ella, evidenciándose en los ojos ausentes y la boca entristecida. Al besarla [Jason] sintió tan claramente la existencia de aquel algo indefinido y molesto, que la tomó por los hombros y la interrogó con sencillez, buscándole los ojos […]

La edición que tengo en mi biblioteca posee tapa celeste y dura. Título ocho de la serie Club Bruguera.

Tiempo de abrazar
Bruguera. Barcelona 1980.


2007-09-05

La cartografía española cobra en el siglo XV un considerable desarrollo a causa de la colonización de América y de la Guía de Ptolomeo, redescubierta en Constantinopla. La edición de 1535 muestra en el encabezamiento de cada página al propio Ptolomeo sosteniendo distintas escuadras, un compás, una esfera armilar o celeste. La obra establecía por medio del sistema de latitud y longitud una representación plana del globo terráqueo. Si bien hasta finales del siglo XVII fue difícil establecer la longitud de un punto en el mar, los cálculos para tomar la latitud geográfica se hacían midiendo la altura y posición de los astros. De esta suerte, don Quijote y Sancho se metieron en un mapa complicadísimo; me refiero al capítulo del bote encantado del Segundo Quijote (1615).



El Quijote terminará casi ahogado.
Confundirá una aceña situada dentro del cauce del Ebro con un castillo, y luego de hacer romper el inocente bote contra las ruedas hidráulicas, irá a parar prácticamente al fondo de las aguas en companía de Sancho.
La figura con su pesada armadura y pegando manotazos de ahogado entremedio de diferentes escuadras, compases y esferas.
¿Qué es lo real?
Frente a esta navegación accidentada: ¿cómo era escuchado don Quijote cuando hablaba de cartografía y astrolabios? Me pregunto por el común de los lectores del siglo XVII. Imagino que lo escrito en este capítulo entraría por esas orejas como las palabras de un fuera de sí que enloqueció leyendo a Ptolomeo. Y en este punto aparecen los distintos niveles de abstracción del Quijote. Porque la mayoría de la población española no sabía leer. Igual que en la Antigüedad o en la Edad Media, la mayor parte de las lecturas todavía se hacían en vos alta; sin embargo, en todas partes y en todos los niveles sociales había algunos que leían, explica Margit Frenk en la edición IV centenario de la RAE. Lo mismo ocurre en el interior del propio Quijote.
Y con el auge de la imprenta todas las mentes lectoras se estamparían raudamente de voces y de visiones fantásticas. Porque los mapas de América pretendían dar unicidad y totalidad a la realidad multifacética de los descubrimientos. Pero, al mismo tiempo, la geografía más próxima había quedado a la intemperie, dado que la cartografía peninsular resultó desatendida.
Y era una época de revueltas en la península, guerra entre musulmanes y cristianos, la violenta Inquisición, Drake al norte, la matanza de moriscos, robos, incendios, etcétera.

La representación de modo continuo y global del territorio peninsular no se inició hasta que Felipe II promovió ilustraciones y cartografías para mejorar el conocimiento de las regiones sobre las cuales reinaba. Por ejemplo, dice Raymond Crab en Cartography and power in the conquest and creation of New Spain, Felipe II simultáneamente contrató al artista flamenco Anton van de Wyngaerde para pintar las ciudades españolas y encargó al cartógrafo español Pedro de Esquivel un atlas peninsular, con el expreso mandamiento de que «recorriese y marcase por vista de ojo todos los lugares, ríos, arroyos y montañas por pequeños que fueren». Pero la carta o planisferio de España quedará incompleto.
Así que.
Arriesgo a decir que el propio Ptolomeo naufraga, junto con don Quijote y Sancho, en el capítulo De la famosa aventura del barco encantado.
La ciencia exacta.
Sobrevuela esta idea aquel tema de los distintos niveles de abstracción del que hablaba unas líneas arriba. Porque los lectores menos ilustrados de principios del siglo XVII escucharían locura de remate donde el narrador pone en boca de don Quijote modernísimos conocimientos de navegación. El "sin sentido" encuentra concordancia en las orejas Sancho, que oye las palabras cómputo, cosmógrafo y el nombre del célebre griego, y de ahí que Sancho figure puto y gafo a Ptolomeo, palabra que hoy casi ha muerto, gafo, pero que significa deforme, contrahecho o que tiene encorvados y rígidos los dedos de pies y manos. Además «de meón, o meo, o no sé cómo», exclamará Sancho.
Una lengua imposible la de la ciencia.
En cambio, el lector erudito observa la erudición misma de don Quijote. El héroe habla la lengua de Ptolomeo, muy a pesar de lo cual, esa lengua no es racional ni exacta, sino que es, y sin ningún complejo, un desatino que le hace ver a don Quijote la proximidad del Ecuador donde el narrador sólo está viendo la apacible corriente del Ebro.
Una clase sobre narración que da Cervantes y la consigue gracias a que propone distintos niveles de cultura y simulacros. Cervantes decide siempre treparse a los mapas inacabados y hacer el suyo propio, que necesita construirse de palabras.