2007-05-27

¿Es la madre de Henrik?
Pregunto después de un rato; la verdad es que me distraje mientras leía.

«Me hago sacerdote para salvarme a mí» le confiesa Henrik al tío Carl.


2007-05-25

Hoy leímos en el hospital hasta la p. 52.
Durante el capítulo de las uvas, mi mamá expresó: qué lindas, qué lindas.
Luego nos quedamos hablando un rato sobre la imposibilidad argentina de pronunciar juntas las palabras orden y libertad.
Hablamos de la dictadura y de la democracia. También hablamos de la escuela. De los docentes y de los subtes en huelga. De las violentas protestas en la terminal de trenes de Constitución.
Yo le planteé que hay momentos de prosperidad en las sociedades, durante los cuales el orden y la libertad se equilibran bastante. Pensaba en la España actual, aunque recordé la participación de Aznar en Irak y el 11 de marzo. Ahora, pienso en los inmigrantes musulmanes en Europa, cuya presencia pudimos notar in situ, a mediados de los setenta, principalmente en Londres.
Pero, en los momentos de crisis se pierde el equilibrio de esos valores y uno prevalece sobre el otro. El orden sobre la libertad, a prima facie parece ser lo peor. Sin embargo, cuando es la libertad sobre el orden, también resultan difíciles las cosas.
Mi mamá cree que no se trata de una imposibilidad solamente argentina, que en todas partes parece haber problemas con esas palabras. Claro que sería bueno que se llevaran bien la una con la otra.
Estamos de acuerdo.
Además, creo que hay ordenes nuevos así como también libertades nuevas. Y ordenes y libertades viejos. No es simple hablar de cambios en las sociedades, principalmente porque gran parte de sus mecanismos, en especial los económicos, son cíclicos. Y bueno, hablamos un montón de cosas a partir de esas dos palabras que parecen ser enemigas.
A mi mamá le resultó muy simpática Lola en la Plaza Colón. Yo interrumpí la lectura en la oración «Lola y la Plaza Colón», porque me dio vergüenza leer el capítulo hasta el final.
Más adelante mi mamá se asombró de que el personaje haya visto en persona a Cortázar. Exclamó: ¡en persona!
Me dio una emoción grande pronunciar el «todos» de Cortázar después de las cosas que hablamos.
En Crisis n° 51 fue publicado el discurso de Cortázar en Madrid con motivo del V aniversario de la dictadura.
El valor de las palabras.
«Es tiempo de decirlo: las hermosas palabras de nuestra lucha ideológica y política no se enferman y se fatigan por sí mismas, sino por el mal uso que les dan nuestros enemigos y por el que en muchas circunstancias les damos nosotros.»
Finalmente, vi la satisfacción en el rostro de mi mamá al escuchar los nombres Lola, Plaza Colón y Cortázar unidos.
Yo voy ahora por la p. 120. Me parecen muy buenos los capítulos sobre Yugoslavia.

2007-05-23

Mi mamá está mejor.
Al punto que el lunes, cuando me vio leer La patria, quiso que se la leyera. Llegamos hasta la página 21. Le intrigaba el gitano del cortaplumas. Me dijo que le encantaban este tipo de novelas en las que se cuentan historias de vida. También que le daba placer escucharme leer.
Ayer martes seguimos.
El personaje de la novela se droga dos veces. Se agiganta como un hulk un día y se enciende como fuegos artificiales otro día.
Una sensación rara le queda a este dios joven, con tanto músculo y poder, después de probar por primera vez ácido. Y queda triste cuando los fuegos se apagan.
Resultó fuerte leer en presencia de mi mamá que todas las historias parecen contar la propia historia, o algo así de parecido que dice La patria. También es fuerte pronunciar la palabra muerte en un hospital.
Yo llegué hasta la p. 92, hasta una enmarañada disquisición sobre el allá y el acá, y sobre la patria y la libertad.

2007-05-12

Terminé de leer Medea, de Christa Wolf.
Antes de escuchar las últimas y trágicas palabras de la heroína, en su segundo destierro, sin rastro de miedo a pesar de la noticia del asesinato de sus dos hijos, y libre del poder, o de las enseñanzas de los dioses y de los hombres, o por encima de ellos, dioses y hombres, repito, antes de escuchar ese vacío que, no obstante, llena a Medea por completo, habló Leucón.
La voz del astrónomo dijo:
«Todo es tan transparente, todo es tan evidente que es para volverse loco.»
No se refería Leucón a la muerte de su enamorada, la cretense Aretusa, que fuera amiga del escultor Aistros y de la heroína Medea. No, no se refería a la peste.
Tampoco aludía a la oscuridad del cielo que baña por las noches sus ojos, sino a las intrigas de la corte de Creonte, rey de Corinto, corte a la que él mismo pertenecía.
Leí la novela repitiendo las palabras de Leucón, sin que el personaje las hubiera todavía pronunciado. De algún modo se hacían audibles desde los susurros de las primeras páginas.
Es una novela que me desgarró, pero que no me deja derrotado como a Leucón, sino atento a la denuncia, y al transcurrir de ese tiempo maravilloso, que es el del reloj de la tragedia. La mitología es abordada por la novela desde sus raíces, de forma que se constituye de las relaciones entre civilización y barbarie, hombres y mujeres, poder y pueblo.
Medea interroga todo.
Aunque Medea se dice para sí
«Adónde ir.»
«No hay nadie a quien preguntárselo. Ésa es la respuesta.»
Queda su maldición feroz.

2007-05-08

Mi gatito, ¿qué deseas? Gatito, gatito, cuánto te amo; es la letra de una cancioncilla de En presencia del payaso. En ésta película de Bergman hay una escena preciosa de Pauline, la novia de Carl, tocando el piano por detrás de la pantalla en la que se proyecta otra película. Igual que letras reflejadas en un espejo, se alcanza a leer, si bien parcialmente, Carl Aklerbom. Me animo a decir que Carl Aklerbom en Fanny y Alexander es el tío que, apuntando el culo a un fósforo encendido, prende llamaradas cuando se tira pedos para regocijo de los niños (el propio Bergman y su hermana). Me acuerdo cuando Carl está en el manicomio (la novela narra la estadía de Carl en el manicomio y también lo de las patentes) y resulta que llega un profesor. Inician una conversación acerca de una Sociedad Mundial. Carl lo observa circunspecto y le pregunta cuáles son los fines de esa Sociedad. Apoyar la libertad de tirarse pedos, dice el profesor sonriendo. Y Carl, entonces, a carcajadas, se jacta de poder apagar siete velas con un solo y poderoso pedo...


2007-05-07

Debe ser cosa del juego y esto es un juego, escribió Bergman en el pasaje de Las mejores intenciones donde aclara que Anna, en realidad, se llamaba Karin, en tanto que la que se llamaba Anna era su propia abuela.
Todo al revés.
En la película En presencia del payaso aparecen abuela y madre nombradas como Karin. La actriz que hace de «Anna» en la película En presencia del payaso es la misma que trabaja en Con las mejores intenciones, la película dirigida por B. August.

2007-05-04

En Las mejores intenciones encontré a un Gustaf; le hicieron una estatua. También un diálogo sublime entre Henrik (recluido, insomne) con un tal Nathan (catedrático y músico, que representa una amenaza de muerte a las intrigas académicas). Me sentí tan Henrik cuando leí el diálogo entre esos dos. Por supuesto que, varias páginas atrás, leí el primer encuentro sexual de Anna y Henrik.
Y el agua helada.
La marca de sangre imborrable, escrita en la carta de Anna para Henrik.

2007-05-03

Primer Quijote. Capítulo XV. Donde se cuenta la desgraciada aventura que se topó don Quijote en topar con unos desalmados yangüeses

«(…) Sucedió, pues, que a Rocinante le vino en deseo de refocilarse con las señoras facas, y saliendo, así como las olió, de su natural paso y costumbre, sin pedir licencia a su dueño, tomó un trotico algo picadillo y se fue a comunicar su necesidad con ellas (...)»

Pobrecito, se le rompieron las cinchas, quedó sin silla y en pelota. Después los arrieros aparecieron con palos y lo derribaron malparado en el suelo.


2007-05-01

Leo el Primer Quijote en la biblioteca de Córdoba y Montevideo. Una atalaya de luz eléctrica ilumina las perturbadoras páginas del capítulo sobre Marcela. Tengo un avieso jardín a mi derecha.
Cae granizo afuera.