2007-05-25

Hoy leímos en el hospital hasta la p. 52.
Durante el capítulo de las uvas, mi mamá expresó: qué lindas, qué lindas.
Luego nos quedamos hablando un rato sobre la imposibilidad argentina de pronunciar juntas las palabras orden y libertad.
Hablamos de la dictadura y de la democracia. También hablamos de la escuela. De los docentes y de los subtes en huelga. De las violentas protestas en la terminal de trenes de Constitución.
Yo le planteé que hay momentos de prosperidad en las sociedades, durante los cuales el orden y la libertad se equilibran bastante. Pensaba en la España actual, aunque recordé la participación de Aznar en Irak y el 11 de marzo. Ahora, pienso en los inmigrantes musulmanes en Europa, cuya presencia pudimos notar in situ, a mediados de los setenta, principalmente en Londres.
Pero, en los momentos de crisis se pierde el equilibrio de esos valores y uno prevalece sobre el otro. El orden sobre la libertad, a prima facie parece ser lo peor. Sin embargo, cuando es la libertad sobre el orden, también resultan difíciles las cosas.
Mi mamá cree que no se trata de una imposibilidad solamente argentina, que en todas partes parece haber problemas con esas palabras. Claro que sería bueno que se llevaran bien la una con la otra.
Estamos de acuerdo.
Además, creo que hay ordenes nuevos así como también libertades nuevas. Y ordenes y libertades viejos. No es simple hablar de cambios en las sociedades, principalmente porque gran parte de sus mecanismos, en especial los económicos, son cíclicos. Y bueno, hablamos un montón de cosas a partir de esas dos palabras que parecen ser enemigas.
A mi mamá le resultó muy simpática Lola en la Plaza Colón. Yo interrumpí la lectura en la oración «Lola y la Plaza Colón», porque me dio vergüenza leer el capítulo hasta el final.
Más adelante mi mamá se asombró de que el personaje haya visto en persona a Cortázar. Exclamó: ¡en persona!
Me dio una emoción grande pronunciar el «todos» de Cortázar después de las cosas que hablamos.
En Crisis n° 51 fue publicado el discurso de Cortázar en Madrid con motivo del V aniversario de la dictadura.
El valor de las palabras.
«Es tiempo de decirlo: las hermosas palabras de nuestra lucha ideológica y política no se enferman y se fatigan por sí mismas, sino por el mal uso que les dan nuestros enemigos y por el que en muchas circunstancias les damos nosotros.»
Finalmente, vi la satisfacción en el rostro de mi mamá al escuchar los nombres Lola, Plaza Colón y Cortázar unidos.
Yo voy ahora por la p. 120. Me parecen muy buenos los capítulos sobre Yugoslavia.

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