2007-05-23

Mi mamá está mejor.
Al punto que el lunes, cuando me vio leer La patria, quiso que se la leyera. Llegamos hasta la página 21. Le intrigaba el gitano del cortaplumas. Me dijo que le encantaban este tipo de novelas en las que se cuentan historias de vida. También que le daba placer escucharme leer.
Ayer martes seguimos.
El personaje de la novela se droga dos veces. Se agiganta como un hulk un día y se enciende como fuegos artificiales otro día.
Una sensación rara le queda a este dios joven, con tanto músculo y poder, después de probar por primera vez ácido. Y queda triste cuando los fuegos se apagan.
Resultó fuerte leer en presencia de mi mamá que todas las historias parecen contar la propia historia, o algo así de parecido que dice La patria. También es fuerte pronunciar la palabra muerte en un hospital.
Yo llegué hasta la p. 92, hasta una enmarañada disquisición sobre el allá y el acá, y sobre la patria y la libertad.

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