Me quedé sin visión. Hacia afuera y hacia adentro.
Moby Dick es subir a la cima, si puede usarse la expresión, de la montaña más alta. La visión humana no está acostumbrada a un horizonte tan amplio.
La ballena descarga su estela de leche espumosa sobre el agua de mar. «Fuerza muchachos, el esperma es lo que nos interesa», dice Stubb.
El Pequod, Tashtego, Queequeg.
La espumosa y fragante leche es extraída, en forma similar a la miel de una colmena, de la frente del cachalote.
«(…) el hueso negro y flexible de la ballena de Groenlandia se usaba mucho en los corpiños de las damas (…)»
A continuación de tanta ley ballenera y derechos de la realeza sobre la cabeza y la cola de los cachalotes El Pequod va hacia el encuentro con el Pimpollo, Melville tituló: The Pequod meets the rose-bud. En el grabado de Kent se ve un rojo brillante rose-bud, o bouton-de-rose, como mascarón de proa de la aromática nave francesa.
—Bouton-de-Rose, ahoy! are there any of you Bouton-de-Roses that speak English?
Al fin de cuentas el capítulo del Pimpollo y el siguiente, resultaron de lo más hediondos. El carnicero Mellville no deja de sorprender. Enciendo un sahumerio; imagino la floral fragancia del ámbar y sonrío con Stubb junto a su tesoro cadavérico.
«(…) el ámbar gris es blando, ceroso y tan fragante y sazonado que se lo usa en la perfumería para fabricar pastillas, cirios preciosos, polvos para el cabello y pomadas (…) Algunos vitivinicultores echan unos few grains en el claret para perfumarlo (…)»
El Pequod exhibida ahora como una nave de fuego sobre el mar. El espectral resplandor nocturno resulta espeluznante; la ballena se consume a sí misma en marmitas funerarias. Literalmente, se frita a sí misma, arde gracias a su propio cuerpo.
Leí hasta Estiba y limpieza; pero voy a algunas páginas atrás, antes de las hojas de biblia, el slobgollion y el apretón de manos, mucho antes. Hasta el capítulo del Pimpollo, donde está la cita del Journal of the plague year [de Daniel Defoe]: «que olor repugnante ha de tener semejante mole: peor que el de una ciudad asiria [o inglesa] durante la peste, cuando los vivos no bastan para enterrar a los muertos». Melville compondrá «su gran obra sobre los olores» con el capítulo de Las refinerías; el humo es horrible de aspirar [las frituras del cachalote alimentan las llamas] y no hay otro remedio que aspirarlo.
Huele como el ala izquierda del ángel exterminador.
Hay pasajes táctiles ordenados con meditaciones exactas: «¡Exprimir!, ¡exprimir! Durante toda la mañana exprimí ese esperma hasta que yo mismo me sentí fundido en él (…) en geometría, todos los cuerpos que se deslizan por el cicloide (…) descienden desde cualquier punto exactamente en el mismo tiempo».
El insólito Melville usa la expresión school of whaves: Escuelas y maestros (LXXXviii); escuela de mujeres o harén / escuelas de machos jóvenes y vigorosos.
¿La ballena disminuye de tamaño? ¿Se extinguirá?
Releo ahora la conocida nota de Melville a Hawthorne: He compuesto un libro perverso, y me siento tan inmaculado como un cordero.