2007-11-22

Fui al Affair y leí un capítulo en el que Leo habla por teléfono con una pintora de sesenta años, no es Gladys.
Puig solamente transcribe la parte de las conversaciones que corresponden a Leo. Recuerdo que, a partir de la entrevista a Gladys, que me divirtió mucho, supe que Leo era "el zar de la crítica plástica"; él había ido a buscar a Gladys a Playa Blanca, influenciado por la recomendación de un grupo de veraneantes jóvenes que merodeaban la casa, a los cuales Gladys había dado entrada y éstos alabaron su obra. La transcripción de Leo es más o menos lograda; despierta interés acerca de la lógica de las respuestas.
Unos capítulos antes, Puig aplica el mismo recurso en una comisaría que recibe el llamado de una mujer. La mujer pide a la policía que efectúe una investigación pero se niega a dar nombres, no dará el propio ni el de los implicados, por lo tanto, la denuncia no tendrá cabida formal. En este caso es muy claro todo. Magnífico el modo de narrar. Cualquier lector se erige en escucha de algo confidencial relacionado con un delito, como si estuviera matando el tiempo mientras que espera en una comisaría.
Un espacio retratado por Edward Hopper.
Respecto a Leo, no quiero contar más. Puig construye su historia desde el nacimiento, igual que hizo con la vida de Gladys. Después predomina lo subjetivo, la narración se fragmenta y se mezcla.

4 comentarios:

chica hindú dijo...

A mí este blog no sólo me devolvió las ganas de leer sino también de bucear en mi memoria. La Traición no la leí pero sí The Buenos Aires Affair y únicamente recuerdo las escenas de sexo.

Patrick dijo...

Maldición eterna a quien lea estas páginas. Hace dos años leí en la playa esa novela que habla de la vejez. Hace honor al tema de la elección de títulos, para mí el mejor entre los mejores.
Tampoco yo me asomé todavía a La traición. Percibo un aire a jaula de las locas en los introitos de la aparición de esa primera novela de Puig. Sí leí la BA Affair, aunque no entera. No me olvido de la violencia que contiene.

Pastora dijo...

Quería más novelas de Puig.
Me parecían íntimas.
Primero había leído Boquitas Pintadas. Era como Madame Bovary, escrita por una sirvienta cómplice. O por una vecina que quiso a la pobre Ema.
Me conmovió El beso de la mujer araña.
La traición de Rita H. me pareció una reiteración agradable de Boquitas.
Luego leí Cae la noche tropical, recuerdo un albañil y una ancianas muy queribles.
Pero francamente de Buenos Aires Affair me espantó.
Me lo regalaron y me puse muy feliz. Pero me produjo el espanto que me daría daría ver hoy un campo de concentración vacío. Ver la degradación.

Adriana Lara dijo...

Este blog me dejó sentada en medio de un atardecer viendo mi interior en un estado de paz que hacía tiempo no experimentaba... Gracias.