2007-12-17

Voy por el capítulo cinco de La vida breve.
El primer capítulo se titula Santa Rosa por la tormenta. Brausen se baña en la ducha; está por empezar un guión para un publicista que se llama Stein. Esto se hace más claro, aunque no fácil, en los capítulos que siguen.
Díaz Grey es creado por Brausen; es un personaje de ese guión. Creo que Brausen parte de un recuerdo para inventar al médico. Díaz Grey observa por la ventana de su consultorio la plaza de Santa María. Brausen estuvo en Santa María, la ciudad junto al río. Aunque sólo una vez.
Un día apenas, en verano.
Por lo tanto, Díaz Grey empieza su vida literaria como personaje de un guión para una película: un viejo médico que vende morfina. Tal vez no sea viejo, pero está cansado, seco. Así el personaje en distintivas palabras del autor.
La creación tiene lugar cuando Brausen cuida de Gertrudis en el hospital. A Gertrudis le sacaron un pecho.
Un argumento le pidió Stein a Brausen, algo que se pueda usar, que interese a los idiotas y a los inteligentes, pero no a los demasiado inteligentes.

2 comentarios:

Pastora dijo...

"Todas las novelas surgen de un desequilibrio. El que existe entre las expectativas de la infancia y la madurez." Ayer, en la televisión, decía esto el escritor chileno Antonio Skármeta. Arrellanado en un sillón, charlaba con otro hombre de barriga prominente y bastón. Yo lo escuchaba. "De niños nuestras expectativas son enormes, gigantescas. De adultos comprendemos nuestras limitaciones.
Y con ese acento chileno como arrastradito, suavecito preguntaba ¿ha notado que muchas novelas tratan el paso por esas edades?
Es decir, todas las novelas podrían tener un mismo título: ´Las ilusiones perdidas´."
Yo me pregunto si hay algo de ese juego en la literatura.
Y pienso que muchas de las novelas escritas podrían llamarse también ´La vida breve´.

gaab dijo...

El curso de la vida se volvió tan real y tan serio como el curso del sol.
Quise detenerlo.
Miré hacia mi costado y vi al hombre en la esquina. En el tiempo que el semáforo se abrió para mi padre yo me preguntaba si el hombre del cordón habría nacido. Nueva interrogación que, en un relámpago, pareció contener la esperanza de librarme de la muerte. Así imaginando, vi surgir ante mí la loca posibilidad de no haber nacido.

Investigaciones en masa
Inédito, 2007