2009-06-22

El miércoles diecisiete, la jueza federal que atiende la demanda de JD Salinger, dictó una medida cautelar que prohíbe por diez días la publicación de 60 years later en Estados Unidos.
Veinticuatro horas antes, se conoció el nombre del autor. En medio de una andanada de declaraciones e informes ante la corte de Manhattan, se supo que detrás del seudónimo de JD California se ocultaba un sueco, de treinta y tres años, de nombre Fredrik Colting.
La novela ha sido ya publicada en Inglaterra por la editorial Windupbird y entre los documentos presentados a la corte se incluyó un boceto de la portada para Estados Unidos. En la tapa puede leerse de forma destacada que la novela de Colting resultaría:

Una exploración ficcional no autorizada
acerca de la relación entre J.D. Salinger
y su personaje más famoso.

Y, en la contratapa, dos párrafos de la novela, que, a merced de una síntesis argumental, son presentados como la voz de JD Salinger al instante de retornar a la vida a C, personaje de su invención. Sesenta años después de su «debut como el gran antihéroe norteamericano», C despierta en un geriátrico, con una desconcertante compulsión por escapar. A pesar de no tener una clara noción del porqué, el creador hace subir a su personaje a un micro y lo embarca en una travesía a través de las calles de Nueva York.

[…]
Para ser honesto, no estoy completamente seguro de cómo funciona todo. Aun cuando soy uno de los que mueve los hilos. No sé que les pasa [a los personajes] cuando los descuidamos por mucho tiempo. ¿Se juntan con otros y crean vidas como la tuya o la mía? ¿O simplemente están metidos en un capullo y despiertan sólo cuando le sacás de nuevo punta al lápiz? Tengo tantas preguntas y ninguna respuesta.

Y al pie la advertencia:

Esta especulación crítico-literaria no ha sido
aprobada, permitida o apoyada por J.D. Salinger.

Durante la semana, The New York Times difundió que el autor que litiga por preservar la santidad de su obra está totalmente sordo y se recupera de una reciente fractura de cadera en una clínica de rehabilitación. Y que el sueco afirmó de sí mismo que no es un pirata, así como también, que en su país no es costumbre dirigir demandas contra personas.
La jueza federal expresó su propio parecer: Holden Caulfield es un retrato de palabras, y, dictaminó, que Holden Caulfield existirá, por lo menos hasta fin de mes —sentencia irónicamente uno de los copetes del prestigioso diario—, en estado de permanente adolescencia, aligerado de los cuidados y reproches de la edad madura.

3 comentarios:

gaab dijo...

que buena publicidad.
la editorial inglesa esta empezando a contar los dineritos que le reportara la sentencia.

overcast dijo...

Ray Rosa dice que visitó a Salinger y éste se portó medianamente amable. Le dijo que tiene cuatro novelas y dos libros de cuentos dispuestos a ser publicados en cuanto muera. La familia Glass y un vástago de Caulfield dando más de qué hablar. Ojalá ya se muera Salinger.

Víctor Sampayo dijo...

Lo dicho: no creo que haya un plagio concreto, sino la obvia espera de la polémica/publicidad. Lo que podría resultar interesante sería que Fredrik Colting nos tuviera preparada una Obra Maestra en un futuro. Creo que eso sí saldría del libreto que se aostumbra en estas polémicas... ¡Que Dios nos ampare!