2010-10-15


«Creo que la última edición del Quijote va a perdurar varios siglos, tiene artículos históricos como los de Ayala o De Riquer. La edición que hace Francisco Rico es extraordinaria», dice Jeanmaire algo antes de lamentarse por los «muy evidentes errores» del prólogo de Mario Vargas Llosa. «Por un lado, decir que esto no es una parodia, que es el mayor homenaje que se podía hacer a los libros de caballerías, es un error hijo de los románticos, que fueron los que rescataron al Quijote del basurero —explica—. Ya pasaron cien años sin que se haga esa mirada: hoy está demostrado que era una parodia y que la gente se reía cuando recién se publicó. Por más que quede lindo decir que es la máxima expresión de un género, es mentira. Otra cosa increíble que dice es que el Quijote no está loco, que es como una metáfora, una alegoría; si no estuviera loco, la obra se perdería cantidad de aventuras. El tipo sale a tener aventuras y fama, no sale a restaurar ninguna caballería, ni la justicia en el mundo, como dice Vargas. Luego se agarra de un párrafo en el que el Quijote le hace a Sancho un breve parlamento sobre la libertad, luego de haber estado 28 capítulos dentro del castillo de los Duques, hoy diríamos secuestrado, y ve al Quijote como precursor del liberalismo. Es una locura. Si yo fuera marxista, podría agarrar el discurso que hace sobre la edad dorada en el capítulo 11 y decir que ahí hay un precursor del marxismo, sería la misma barbaridad. Y comete muchos errores más: dice que es moderno porque tiene dos narradores; todos los textos de caballerías tenían dos, el trabajo de modernidad del Quijote está en la irrupción de montones de narradores, y no de dos. Dice que es moderno, también, porque tiene muchas historias intercaladas: eso es lo más antiguo de la literatura mundial. La Biblia es eso. Eso está en el Gilgamesh. Yo no tengo entidad para discutir con Vargas Llosa, pero el Quijote me habilita: él está encabezando el homenaje de toda una lengua a su mayor libro, y usar tres páginas de catorce para hablar de una idea política es una barbaridad.»

Página/12 :: Cultura :: 17 diciembre 2004

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