2011-02-10

El niño está enfermo. La madre lo acuesta y se sienta a su lado. Y después comienza a contarle cuentos. ¿Cómo se explica esto? Lo presentí cuando N. me contó de la extraordinaria virtud curativa que habían tenido las manos de su mujer. De esas manos decía: «Sus movimientos eran muy expresivos. Pero no habría sido posible describir su expresión. Era como si estuvieran contando un cuento». Los Conjuros de Merseburg ya nos hablan de la curación mediante la narración. No es que sólo repitan la fórmula de Odin, sino que narran el contexto en el cual éste usó la fórmula por primera vez. También se sabe que el relato que el enfermo hace al médico al iniciar el tratamiento puede convertirse en el comienzo de un proceso de curación. Se plantea entonces la pregunta si no será la narración la atmósfera propicia y la condición más favorable para muchas curaciones. Sí, ¿no podría curarse incluso cualquier enfermedad si se la dejara fluir lo suficiente hasta la desembocadura sobre la corriente de la narración? Si se considera que el dolor es un dique que se opone a esta corriente, se ve claramente que este dique será desbordado cuando la corriente sea lo suficientemente fuerte como para conducir al mar del olvido feliz todo lo que encuentre en su camino. Las caricias le dibujan un lecho a esa corriente.

Walter Benjamin, hoy en Página/12

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