2012-10-16

Página/12  25 de julio de 2000
Por Osvaldo Bayer

Los guiones que firman Puenzo y su hija Lucía Puenzo son una siembra y una cosecha de lugares comunes no para «asustar al burgués» sino para «divertir el burgués». La ignorancia es tal que Puenzo sostiene en el guión que durante el gobierno radical de Yrigoyen se torturaba a los presos políticos con la picana eléctrica, y se lo hace aparecer al comisario Leopoldo Lugones (h) haciendo mediciones de descargas eléctricas. La ignorancia del guionista es supina ya que todo eso perteneció al período de la dictadura de Uriburu. Pero para el señor director todo es igual. En Hollywood se hace así. La biblia y el calefón. ¿A quién le interesa la verdad histórica? Ni el más ignorante de los guionistas puede cometer un error así. Ante todo es una falta de respeto al espectador.
Aquí me tengo que reprochar a mí mismo, ya que yo conecté a América Scarfó con Puenzo. Aprovechó toda la sinceridad y la cordialidad de América para hundir en la obscenidad hasta el hartazgo la hermosísima amistad de esos dos hermanos, América y Paulino, éste fusilado un día después que Severino. Una relación absolutamente pura e idealista que en el guión de Puenzo aparece ensuciada por la falta de buen gusto y el afán de sorprender al espectador.
Pero todo es descrito así con liviandad y mal gusto. Además de la burla baja, Puenzo traiciona toda la realidad épica que tuvieron los hechos. Rebaja al anarquismo como un par de locos que a veces tiran una frase hecha de la ideología pero en el fondo los describe como unos descolgados sanguinarios. El caso de Paulino Scarfó es patético. Tal vez haya sido el joven más idealista de todo el grupo. Puenzo lo pone como un asesino frío y calculador. Eso es una mentira que imita a los comunicados oficiales de la época de la dictadura. Esto no sólo hiere a la familia Scarfó, sino también al historiador que escribió la verdad basada en centenares de testimonios y documentos de todos lados del acontecer histórico. Bastaría mencionar las escenas elaboradas por Puenzo sobre el robo del ataúd de Magrassi con el cadáver adentro. Eso no ocurrió nunca y se necesita tener una mentalidad sin pudor para meter de rondón algo de tan mal gusto y cavernario, el jugar con cadáveres. En fin, los anarquistas hablan en cocoliche, cantan una canción de lucha con arreglos fascistas, son vagos, no trabajan. Cuando describe a la familia Scarfó, el propósito de Puenzo es describir una familia de tanos grébanos. Claro, es más de firulete, de tango de comedieta, ridícula en su significado, baja, deplorable, ni siquiera tiene la calidad del sainete. Hasta Vacarezza lo hubiera deplorado. Ni siquiera Puenzo se tomó el trabajo de estudiar el idioma de los años veinte. Total para qué. Dale que va, diría Discepolín.

No se hace arte con la mentira. Les pido a los actores que proyectan actuar en el engendro de Puenzo que piensen que aquellos protagonistas ya no pueden defenderse.



5 comentarios:

Diana Laurencich dijo...

Joligud pincha veneno en las venas de los consagrados...qué pena por Puenzo! Qué lúcido Bayer...con su edad sigue mandando fruta! gracias Gus.

Gustavo López dijo...

A mi entender, Danixa, tiene vigencia lo que dijo Osvaldo Bayer, porque Luis Puenzo es el productor de Infancia clandestina, elegida recientemente para una nominación a los Oscar, y la historia que la película plantea, desde el punto de vista de un niño que sobrevive al exterminio de su tío y de sus padres, miembros de la contraofensiva montonera, parece extraída de las páginas de alguna revista como Gente, Somos o Para Ti, que por aquellos años hacían campaña a favor de la política represiva de la dictadura.

el ruso dijo...

Se me ocurre que Infancia Clandestina vendría a ser como una mirada esquizofrénica frente al pasado que tiene por finalidad el autoensalzamiento. ¿Puede ser que el mensaje de la película sea que la épica de la lucha armada era positiva, pero que ahora la realidad sea otra? Vendría a ser algo así como que somos esa épica, reivindicamos esa épica, pero no su faceta sanguinaria. Somos los sucedáneos de aquella juventud maravillosa, pero queremos un capitalismo humanizado. No buscamos la revolución, quedensé tranquilos...

Gustavo López dijo...

Así parece, Ruso.
El director ajusta cuentas con su familia guerrillera antes que con el aparato de sustracción de menores y de terrorismo de estado que la aniquiló. En el país del no me acuerdo… quizás valga la pena volver a mirar La historia oficial para pensar el punto de clausura del cine argentino de corte político-contestatario.

Gustavo López dijo...

No al Oscar