2014-05-22

Journals

En el tercer volumen de Un viaje a través de toda la isla de Gran Bretaña (1724-1727), Daniel Defoe hizo referencia a la gran ruta romana, todavía visible entre Doncaster y Aberford. Defoe observó las diferentes capas de tierra y piedras utilizadas por los romanos para asentar la ruta, y tomó nota de que, entre el puente de Castleford y el pueblo de Aberford, se la veía intacta, como si hubiera sido hecha esa misma semana, cuando en verdad habían pasado no menos de mil quinientos años desde la construcción. Agregó que no había visto nada parecido en ningún otro sitio de Inglaterra y que, en razón de que los ingleses, por aquella época, estaban arreglando las rutas por todas partes, él esperaba que éstos tuvieran presente la técnica que los antiguos romanos emplearon para construirlas.
La autopista A1 es hoy la más larga de Gran Bretaña. Une de S-N los seiscientos sesenta kilómetros que separan a Londres de Edimburgo. En el punto que equidista de las capitales, se ubica Aberford, la localidad que Defoe describió como un pequeño mercado famoso por la fabricación de alfileres: a small market town famous for pin-making. Estos pins, dice la revista The Yorkshire Ridings (marzo 1967), no eran sólo los alfileres comunes, sino también las púas para los cepillos y las agujas usadas para cardar la lana y el lino. En la filigrana dedicada a Aberford en Cuatro viajes del borracho Barnaby por el norte de Inglaterra (1638) hay una llamada al pie que dice:

En el tiempo en que vivió en este pobre pueblo, sucedió que cierto fabricante de alfileres, uno de los mejores de todo el rebaño, se atragantó con el polvo de los alfileres; a su memoria fue grabado este epitafio:
—¡Oh, Muerte cruel!
Que robas el aliento a este hombre,
Que viviendo del raspado de un alfiler,
Hizo mejor polvo que el que vos hiciste para él.