Objetos

Un rollo largo, ya verán.
Exactamente: trescientos ochenta centímetros con dos milímetros de largo por veintiséis centímetros con nueve milímetros de alto.
Forma parte de los populares rollos budistas del medioevo japonés, los cuales contenían texto intercalado a la manera de una fotonovela, historieta o manga. Como sucedió con muchos otros, ha sido seccionado y las partes de texto se perdieron.

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Si alguien supiera a qué rompecabezas pertenecen las ocho escenas, si se borrara el anonimato, ya no serían nada. En lo vago, indeterminado e inarticulado de las escenas reside su valor. Así como la letra se abre, el nítido contorno de las imágenes no se deja traducir, y es este elemento de indeterminación y de ausencia, el que hace patente un orden de realidades múltiples.
Desplazado.
A raíz de topar con el rollo en un contradictorio museo de Buenos Aires, el narrador de Investigaciones en masa, que se parece algo a una parte mía, pero estaría mintiendo si dijera que soy yo, está en posesión de una revelación insoportable, porque, y ante todo, sabe que no cuenta con la clave adecuada para desentrañarla. Sin embargo, estará buscándola.
The missing piece.
Por eso la invitación a conocer el montaje de la tapa. También, la posibilidad de leer el breve capítulo que describe la primera escena del rollo largo. Y, para quien guste entrar de a poco en ese orden desplazado, otro capítulo, El hombre sueña, que fue cortado en la versión final. Al margen de estas ironías, también invito al encuentro con un rollo diferente, ahora en El grito silencioso, de Kenzaburo Oé.
Abajo, el enlace a todas esas impurezas.

El propio infierno