2016-11-30

Viajar

Desperté y fui a buscar los recuerdos que Cecilia me trajo de su viaje. Postales de París y de una acuarela en el Museo Gulbenkian, de Lisboa; un cuaderno del Museo, cuya tapa reproduce el detalle de una alfombra persa, incluso al tacto, porque parece de una lanilla o trama de algodón; una guía de recorridos por el Baixa-Chiado, el Bairro Alto y el Parque das Nações, de Lisboa, para apreciar azulejos en los edificios y casas; folletos de azulejos antiguos y pintados a mano; un pequeño azulejo con imán; un señalador con los personagens «sem drama» de Pessoa y una preciosa edición del Libro del desasosiego, presentada por Francisco Pizarro, que al inicio dice así:

No trecho que começa com «Remoinhos, redemoinhos, na futilidade fluida da vida!», assistimos à construçáo de uma «imagem áquea» de poças, riachos e ribeiros, a partir da visão da gente que passa pela «grande praça ao centro da cidade» como «água sobriamente multicolor». Para o narrador essa «imagem áquea» da multidão que se derrama na “grande praça” —e «porque pensei que viria chuva», acrescenta— ajusta‑se bem «a este incerto movimentos», isto é, à sensação do fluxo e refluxo da vida. «Movimentos» no plural? Sim, por isso explica: [seguir: APRESENTAÇÃO]

Feliz y agradecido.




Movimentos portugueses