2007-04-19

Quiero copiar esta parte de Medea. El que habla es Jasón.
«... qué extrañamente se comportó mi corazón cuando mi nombre me pareció extranjero en sus labios (...) Estábamos echados en el Argos, Medea me llamó por mi nombre, (...) y me examinó de una forma que, de haber estado menos embrujado, hubiera encontrado impropia, diciéndome, como si acabase de decidir algo: Te voy a comer el corazón».

Hay serafines y querubines.
Sería justo hablar de los miedos, y, por qué no, de enfermedades. Me acuerdo de una pregunta que hice en el Hogar durante mis entrevistas: ¿Ustedes le tienen miedo a algo? Los muchachos de la polio se soltaron y expresaron muchas cosas que hasta ese momento no habían sido ni siquiera aludidas. El imaginario o las fantasías nos juegan extrañas pasadas. Por ejemplo, la fantasía de que un encuentro sea de determinada manera... Acerca de esto narra Mitre.
Llegar hasta la Torre.
Volver sobre los propios pasos con torpezas o repliegues.
Me desconozco. Confío en los descuidos, aunque conciten la toma de riesgos por los que uno se juega la vida.
El final de la novela de McCullers.

2007-04-17

Acabo de finalizar Mitre.
La novela es un relato acerca del ciclo completo de enamoramiento de dos gordos en un viaje de ida y vuelta en un tren. Mariela y Roberto son como muñequitos de plastilina.
En la primera etapa del viaje me había gustado el ingreso de Narciso por la ventanilla, y también el juego de las rodillas recién enamoradas de los gordos.
Sin embargo, la forma en que se desarman los muñequitos a la vuelta del viaje me pareció obligada. Por citar un ejemplo gráfico, no me resultó creíble la piedra que es arrojada desde afuera del tren y va a herir el estómago de Roberto.
Así que, desde la Torre hasta Malaver, leí las sosas peripecias de los gordos, casi aislados en el vagón del tren, inmersos en la repetición y la redundancia: volvieron a hacer el amor pero en el inmundo baño del tren, se pelearon, comieron Titas y Rodesias, un tipo se cayó (o se tiró)... el guarda... no sé, tal vez la narración retroceda con intencional torpeza dado que copia o imita la torpeza del ocaso de cualquier relación amorosa. Se sabe que no hay cosa más aburrida que tener que ir hasta un sitio y volver en poco tiempo, y que la vuelta es el colmo de aburrida si se realiza por el mismo recorrido inicial. Densa.
No obstante, en las últimas tres estaciones hasta J. L. Suárez, la novela se aligera. Rescato que Mariela se diera cuenta de todas las mentiras del cuerpo de Roberto. Las enfermedades.

2007-04-10

Hoy me encontré con las personas ocupadas de pensamientos o las personas que no descansan. Según Singer, yo debo ser uno.
Biff es diferente a Blound, Mick y Copeland; Singer se ausenta de la pensión para ir a visitar a su amigo y le lleva de regalo un proyector para ver las pelis de Mickey y de Popeye; los rumores acerca de Singer; Biff usa los perfumes de Alice y cambia las cosas de lugar; algo le pasa a Biff con Mick...

2007-04-05

Tengo la novela de McCullers Hoy la retomé en el pasaje en que Bubber anda con un rifle y vengo ahora a la pantalla conmovido. Porque los personajes de las novelas pueblan un mundo del que entro y salgo, y que ahora está más habitado.
Me detengo en esta oración del capítulo de Singer:
«Le encantaba trazar palabras en un papel con una estilográfica y lo hacía con el mismo cuidado que si el papel fuese una bandeja de plata».
A continuación leo la carta de Singer a Antonapoulos.
Venir aquí me sirve de guía. En realidad leo porque imagino que alguien también lee y así encuentro a Baby, Copeland, los sentimientos de Singer, las visitas por separado, Antonapoulos que no sabe leer. No soy un lector apasionado de novelas. Y esta es larga. Propongo un intercambio, me parece. Yo presento a algunos personajes queribles y la imaginación me contagia ganas por saber cómo prosigue la historia.

2007-04-03

Voy a seguir con Singer aunque me cueste hacerlo.
Blount, en el bar, no se había dado cuenta de que Singer era sordomudo. Más tarde, cuando se informó del asunto y (me encanta) tras echarle una mirada a la habitación de la pensión, le dijo a Singer, ¿Hay otros sordomudos aquí?
Singer, que no captó sus palabras sino a continuación de que Blount las repitiera, dijo que no con la cabeza.
¿Te sientes solo? Singer no contestó, o su contestación pudo significar que sí o que no.
Es un personaje completamente vivo.

2007-04-01

Empecé a leer la parte cuatro de la novela de McCullers y me resulta difícil seguirla solo. El comienzo es el despertar de Blount y está Singer esperándolo, entretenido en una solitaria partida de ajedrez. Estoy pensando en mis dificultades para escribir. En tener que concentrarme y volver a aislarme.
La novela se llama «El corazón es un cazador solitario». Todos somos algo sordomudos.