2009-10-17

The end of art is peace.
Does peace deny art, or is it the aim of art?

el cuerpo, para el artista, deviene un envoltorio
Germano Celant.

Lo que yo no quise hacer fue una fotografía per se. Quise (como siempre) honrar la condición de este hombre... yo dije: «Vamos a alzarlo y a sentarlo en una silla». Pero sentar a un hombre muerto en una silla le dio un tipo de animación que fue la cosa más horrible... Y mientras nosotros estábamos sentándolo, toda la sangre fue derramándose desde diversas partes del cuerpo como la lluvia a lo largo del mango de un paraguas roto. Fue una situación terrible y maravillosa. Entonces lo sentamos en la silla —era una silla art decó, una robusta silla de metal— y lastimándonos nuestras espaldas lo conseguimos. El fondo fue armado de inmediato.
Pero él se caía, y la sangre seguía manándole, y la única manera que yo encontré de sentarlo fue tomando sus manos y balanceándolo; de tal manera que él me fue informando, muerto como estaba, como debería ser fotografiado. El hecho de que estuviera desvestido podría haber sido crudo y punible, pero como tenía sus soquetes puestos, esto significó que él aún estaba en una muy, pero muy contemporánea circunstancia humana.

Joel-Peter Witkin Man without a Head, 1993

2009-10-08

Comisaría 10 — Homicidio 79
Oficina — Inspector Rodríguez
10-octubre-70 — Hora 12
Occiso: Juan Fernández
Identificador: Pedro Gutiérrez
Testigos: Luis Gómez, Diego Pérez, Antonio Ruiz

Temperatura de la habitación: 20° C a las 12,30 hs.
Historia: Fue muerto a balazos por Roque Pérez después de una discusión por negocios. No hubo lucha.—
Lo vio primero el Dr. Alberto Rodríguez.—
Roque Pérez fue detenido por el Cabo que lo vio correr por la calle manchado de sangre.—
Fotografiado por el Cabo Primero Enríquez.—
Temperatura rectal a las 12 hs: 37 ° C
Temperatura rectal a las 13 hs: 36° C

(x) Manchas de sangre entre la cocina y la pileta. Charco de sangre a la izquierda de la cabeza y el cuerpo.—
Arma: Colt 38 largo (revólver) con dos cápsulas servidas.



El género policial es realista, de violencia, un género de violencias sexuales también [...] Se ha olvidado el origen intelectual del relato policial.
16-junio-1978
Fuente: Borges Oral.

Sin embargo, el género policial no debe ser leído tan sólo en el espacio de la biblioteca, sino como un efecto de la cultura de masas. Walter Benjamin equipara al detective con el flâneur que vagabundea ociosamente por entre la multitud de París durante los tiempos florecientes del Segundo Imperio. Porque tras la indolencia aparente del flâneur, dice Benjamin, se «oculta una vigilancia que no pierde de vista al malhechor.»
El crimen ha migrado ya de las Cortes, o del interior del Estado, a la sociedad de masas, de donde el temperamento detectivesco toma «cosas al vuelo; y se sueña cercano al artista». A la vez, «la merma de rastros que trajo consigo la desaparición de los hombres en las masas de las grandes ciudades» ve surgir a la ciencia criminalística «en ayuda del proceso administrativo de control. [...] La fotografía hace por primera vez posible retener claramente y a la larga las huellas de un hombre.»
Benjamin coincide con Borges en que el interés por el relato policial reside en la trama, la cual no tiene, en tanto que construcción lógica y ordenada, «por qué ser propia de las narraciones de crímenes [...]». Luego, según resume Ricardo Piglia, el género puede ser leído como un intento de tematizar o comentar la relación entre fact y fiction.
Benjamin ilustra la sagacidad detectivesca, unida a la amable negligencia del flâneur, con Los mohicanos de París, donde el héroe de Dumas se entrega «a las aventuras persiguiendo un jirón de papel que ha abandonado a los juegos del viento. Cualquiera que sea la huella que el flâneur persiga, le conducirá a un crimen.» Esta maravilla, que como Benjamin explica , todavía «no glorifica al criminal», no obstante sitúa al género en los umbrales de Cosmos, la novela indiciaria de Witold Gombrowicz.

2009-09-30

Buscador de indicios
El detective es un hombre astuto, ingenioso, reflexivo, valeroso, dotado de gran aptitud razonadora y calculadora, de certero golpe de vista, de maravillosa intuición; pero ha de ser también un técnico, un hombre de ciencia verdadero que ha de conocer bien la filosofía jurídica penal, la sociología criminal y la antropología del delincuente y ha de poseer todos los secretos de la policía judicial científica.

El rastro insignificante
Se comprobaba que un cabello, una mancha de estearina, la ceniza de un cigarrillo; un paso en la arena, un poco de polvo aplastado al contacto de una falange, un mordisco en una masa, un rasguño en un objeto de madera, una palabra trazada en un muro, etc., son acusadores contra los cuales nada prevalece. Simultáneamente, el peritaje de escritos, la identificación de reincidentes, la crítica del testimonio se sujeta a una técnica rigurosa; cada tiempo de la investigación entra en una vía científica; los laboratorios de la policía se abrían, y, en fin, como en las novelas de Conan Doyle, se veía descubrir un criminal sin otros medios que la observación de las huellas y el raciocinio. El programa trazado por los policías de novelas era realizado por los policías de laboratorio.
La investigación resulta […] el conjunto de principios y procedimientos prácticos encaminados a lograr la reconstrucción del delito, sus móviles y sus contingencias y la captura e identificación de los delincuentes, complicados en su ejecución a fin de poner a éstos al alcance de los Tribunales de Justicia, para que puedan proclamar el castigo sobre la base de los hechos reconstruidos.

Procesos sensacionales de Manuel C. Montserrat
1946

Inspección del lugar
La comisión investigadora procede a fotografiar, dibujar, y relevar topográficamente el lugar. También sus alrededores si las circunstancias lo requiriesen. Deberá añadirse una reseña escrita lo más completa posible.

Inspección del cadáver
Se obtienen varias fotos del cadáver: una del conjunto, otras de las partes más importantes.
Un examen médico-legista y un examen policial de cadáver, sus ropas y objetos que lo rodean.

Inspección de la habitación
Pisadas y otras huellas de marcha.
Huellas e impresiones manuales, digitales y palmares.
Huellas dentarias.
Manchas de sangre.
Cabellos
Secreciones y excrementos humanos o animales.
Ropas.
Autógrafos, inscripciones y dibujos.
Armas y proyectiles.
Herramientas y otros útiles.
Balazos, roturas, etc.
Polvo, lodo.
Cigarros, cigarrillos, pipa, cenizas.
Huellas diversas.

Búsqueda de huellas invisibles
Sería numerosa la lista de los casos resueltos por la inteligente captación del pequeño detalle, la huella minúscula o invisible.

Examen del cuerpo del delito
Es el instrumento empleado para el crimen: arma, veneno, etcétera. Deberá ser tomado con cuidado. Todos los datos allí reunidos se sistematizan.

Individualización del culpable
En el supuesto de haber logrado la detención del presunto delincuente, éste deberá ser sometido a un riguroso examen en los aspectos antropométricos, penal, patológico y psicológico.

2009-09-21


Jacques Lacan llama la atención sobre dos escenas del cuento que pueden considerarse como repetición.
La primera es el acto de sustracción de la carta. El Ministro se apodera de la carta y la reemplaza por otra, ante los ojos de la destinataria.

Todo podría pues haber pasado inadvertido para un espectador ideal en una operación en la que nadie ha pestañeado y cuyo cociente es que el Ministro ha hurtado a la Reina su carta y que, resultado más importante aún que el primero, la Reina sabe que es él quien la posee ahora, y no inocentemente.

La segunda es el encuentro de Dupin con la carta, mientras tanto el Ministro bostezaba y haraganeaba. La carta está exhibida, si bien rota y sucia, sobre la repisa de la chimenea de la casa del Ministro.

Entonces [Dupin] sólo tiene que retirarse después de haber "olvidado" su tabaquera en la mesa, para regresar a buscarla al día siguiente, armado de una contrahechura que simula el presente aspecto de la carta. Un incidente de la calle, preparado para el momento adecuado, llama la atención del Ministro hacia la ventana, y Dupin aprovecha para apoderarse a su vez de la carta sustituyéndole su simulacro; sólo le falta salvar ante el Ministro las apariencias de una despedida normal.

Los personajes de la trama se sustituyen «en el transcurso de la repetición intersubjetiva». La carta robada «estará y no estará allí donde está». Lacan exprimirá el sentido de letra, tanto en inglés como en francés: The purloined letter o Le lettre volée. Se busca una carta, una letra… el puro significante. A partir del circuito de la carta, el desplazamiento tendrá que ver con el «polvo en los ojos», o, dicho de otra forma, con una idea de la experiencia como negatividad. Sin embargo, no habrá sido por falta de visión que a la policía de París se le escapó aquello que hacía «girar entre sus dedos». Cualquier carta no agota su destino cuando comunica lo que contiene. Hay un destino de la carta que va más allá de la mera comunicación. Es por eso que «el significante no es funcional».
Para Lacan aquellas secuencias de repetición exhiben que la verdad no progresa más que a partir de una estructura de ficción, es decir, de mentira. De donde parte el enunciado: «La verdad tiene estructura de ficción».