2007-04-19

Quiero copiar esta parte de Medea. El que habla es Jasón.
«... qué extrañamente se comportó mi corazón cuando mi nombre me pareció extranjero en sus labios (...) Estábamos echados en el Argos, Medea me llamó por mi nombre, (...) y me examinó de una forma que, de haber estado menos embrujado, hubiera encontrado impropia, diciéndome, como si acabase de decidir algo: Te voy a comer el corazón».

2 comentarios:

silv dijo...

Hoy quisiera comerme el corazón de Scott pero la distancia esta vez me privará de ese tan preciado manjar.
El vaga por una estepa lejana y yo me siento como Rocinante, mollida a palos.

Gustavo López dijo...

sil, que pena me da que no esté, ahora, por aquí patrick, el comentarista que ha mostrado afición como vos por El cazador es un corazón solitario...
Hace solamente unos días él hizo saber en este lugar de olvido que vive en España, por eso te digo. Y también que tenía interés, patrick, por esa novela de la imposibilidad de un romance eterno que es Mitre. Yo creo, y lo comento para vos y quizás también para patrick, no sé, que Mitre habla de que no es lo mismo ir que volver.
Nunca es lo mismo, sil.
Entonces.
Dado que estamos, aquí y ahora, esperando a patrick o a los argonautas, me veo en deber, casi, de confesar que no encuentro bien que andes molida a palos por Madrid como Rocinante.
En penitencia te ordeno que te des unas verdaderas, firmes y valederas cabezadas como las de Don Quijote en Sierra Morena.
Escuchá que así dice el libro que Sancho lo vio:
«Y, desnudándose con toda priesa las calzones, quedó en carnes y en pañales, y luego, sin más ni más, dio dos zapatetas en el aire y dos tumbas, la cabeza abajo y los pies en alto, descubriendo cosas que, por no verlas otra vez, volvió Sancho la rienda a Rocinante y se dio por contento y satisfecho de que podía jurar que su amo quedaba loco.»
Hasta la próxima, sil, que sea en breve.