2007-08-14

Mi novela tuvo un lector desde el principio.
El viernes 10 conversé con él sobre los pequeños arreglos que hacen falta. Revisar los dos primeros capítulos, porque fue recién a partir del tercer capítulo que encontré la forma de la novela. También estaría bueno incluir alguna pequeña cosa en relación a mis padres y a mis tíos en los últimos capítulos.
Simplemente eso.

Pero charlamos mucho.
Tomamos mate, café y quedamos en hacer un asado en los próximos días. Entremedio de un montón de libros y autores, aparecieron Avellaneda y el Segundo Quijote.
Parece que el Quijote apócrifo no es tan malo. Se publicó en 1614 cuando Cervantes iba por el final de los episodios del castillo, los duques, el gobierno de Sancho.
En consecuencia, Avellaneda le habría hecho un "favor" a Cervantes, dado que lo habría obligado a terminar. Cervantes, a la edad de 68 años y con un pie en el estribo, de lo contrario habría dejado a su Segundo Quijote inconcluso.
Yo estoy en el capítulo de la despedida.
En los mapas que dibujé en Gesell todavía queda lejos Zaragoza. Sin embargo, en los pocos capítulos que restan del Segundo Quijote, Cervantes precipita todo. No sólo reaparecerá Sansón Carrasco sino también Tosilos, el lacayo del duelo que no se consumó (cap. LVI). Habrá una especie de acta notarial, o de escritura firmada por testigos, para dejar fehacientemente asentada la autenticidad del Segundo Quijote en relación con la aparición del Quijote de Avellaneda. También un viaje a Barcelona, una salida en barco, el regreso definitivo a La mancha y el fin de nuestro don Quijote.


16 comentarios:

Paulino dijo...

Se me ocurren muchas cosas con el Quijote apócrifo. Una, descabellada es que tambien haya sido escrito Cervantes y que Avellaneda sea un personaje literario. Sería genial.
De todos modos me resulta inquietante la existencia de ese otro Quijote sin explicaciones, será solo un plagio ?

Gustavo López dijo...

La Segunda parte del Ingenioso Caballero don Quijote de la Mancha, escrita «Por Miguel de Cervantes Saavedra, autor de su primera parte» apareció en 1615. Cervantes escribió en el prólogo de este libro que Alonso Fernández de Avellaneda había fingido su lugar de origen y su identidad, lo que originó que se sucedieran, sin éxito, los intentos de averiguarla, hasta el punto de que la identidad de Avellaneda es considerado el mayor enigma de la literatura hispánica. Pienso que sería propicio leer la denuncia del propio Cervantes. Estoy próximo a Barcelona, aunque hoy todavía lejos de arrimarme a Zaragoza…
Incluyo un pasaje del prólogo en comentario abajo.

Gustavo López dijo...

Prólogo del Segundo Quijote
[…]
Si, por ventura, llegares a conocerle [indica Cervantes al lector], dile de mi parte que no me tengo por agraviado: que bien sé lo que son tentaciones del demonio, y que una de las mayores es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer y imprimir un libro, con que gane tanta fama como dineros, y tantos dineros cuanta fama; y, para confirmación desto, quiero que en tu buen donaire y gracia le cuentes este cuento:

«Había en Sevilla un loco que dio en el más gracioso disparate y tema que dio loco en el mundo. Y fue que hizo un cañuto de caña puntiagudo en el fin, y, en cogiendo algún perro en la calle, o en cualquiera otra parte, con el un pie le cogía el suyo, y el otro le alzaba con la mano, y como mejor podía le acomodaba el cañuto en la parte que, soplándole, le ponía redondo como una pelota; y, en teniéndolo desta suerte, le daba dos palmaditas en la barriga, y le soltaba, diciendo a los circunstantes, que siempre eran muchos: “¿Pensarán vuestras mercedes ahora que es poco trabajo hinchar un perro?”»

¿Pensará vuestra merced ahora que es poco trabajo hacer un libro?

gaab dijo...

Teorías dicen que puede haber sido alguien que lo admiraba o alguien que lo odiaba. También que era público y notorio el nombre del plagiador, pero que no llegó a nuestros días. Hay algunos que consideran el "apócrifo" mejor que el original. Yo no lo leí (el de avellaneda) pero me pregunto que pasaría, si pudiera deshacerme del prejuicio con el que emprendería su lectura (esto es un robo!). Es mejor?, es igual de bueno? si es igual de bueno, por que no es la obra cumbre de la literatura española? que habrá pensado lope de vega de este quijote? J.A.Millan recomienda "escriba su propio quijote"

Patrick dijo...

Ayer fui www.crvantesvirtual y estuve leeyndo estos comentaris:

Quién fue Avellaneda. Avellaneda fue Jerónimo de Pasamonte. Avellaneda no es Pasamonte. Treinta razones. Re: Quién fue Avellaneda. Re: Re: Quién fue Avellaneda.

Qudeé medio loco.
Saltando a psoterioi de un ensayo a otro ensayo di con uno de Martín Jiménez, que dice:

"Y aunque generalmente se ha supuesto que Cervantes solo llegó a conocer la obra de Avellaneda cuando fue publicada en 1614, en un momento en que ya llevaba avanzada la segunda parte de su Quijote, lo cierto es que, antes de comenzar a escribirla, ya había leído el manuscrito del Quijote apócrifo."

"Los autores románticos ensalzaron el Quijote de Cervantes, y la importancia que se otorgaba en el Romanticismo a la originalidad creativa determinó que pasara inadvertida la naturaleza imitativa de la segunda parte del Quijote cervantino, a la vez que se condenaba al ostracismo la obra de Avellaneda debido precisamente al carácter confesado y claramente perceptible de su imitación."

Pero en una de las ediciones del II Quijote de Cervantes leí:

"No es probable que el saber su nombre (autor del falso Quijote) nos explique jamás las semejanzas notables entre ciertos rasgos de su libro y algunos de la Segunda Parte de Cervantes."

walter cassara dijo...

Gustavo: me alegró mucho el otro día saber que habías terminado tu novela. Algo que es ya en sí mismo digno de celebrarse, porque concluir una novela requiere de mucha paciencia, trabajo y disciplina. Como diría O. Lamborgini: "paciencia, culo y terror nunca me faltaron".

el ruso dijo...

no puedo leer tu novela.

Quiero pero llego hasta la página 23 y se cuelga. A diferencia de la vez pasada creo ahora que es un problema técnico. No sé si es el antivirus. No creo porque lo desinstalaron y se siguió colgando.

Pero tres cosas me llegaron de la novela.
1
El tema de no tener descendencia. Porque yo me pongo a pensar en eso. Sin ir más lejos en el 2000 nació un sobrino. El nacimiento fue una conmoción porque se trató de un chico down. "El segundo discapacitado", se lamentaban todos en mi familia.
2
En el capítulo de la internación en el hospital, el octavo creo, me quedé pensando en el transcurso del tiempo. Porque vos eras chico, cinco o seis años. Te volviste a tu casa después.
Pero yo recién a partir de los cuarenta años puede contrarrestar el efecto panóptico del hospital y conseguir intimidad.
3
Por lo poco que leí, el título me resulta totalmente ajeno. El título es paradójico, como si fuera de otra novela.

En relación a lo segundo quiero decir algo. Espero que no te suene descolgado.
Me acuerdo ahora que cuando era chico no tenía el sentimiento de ser ciego. Un día que vinieron autoridades a la sala, un enfermero me enfrentó a la pantalla de un televisor. Cuando me preguntaron quién era o a quién veía en la pantalla, les contesté: el cura fulano de tal.
No veía al cura, reconocía la voz. Pero no tenía conciencia. Para mí eso era ver. Pero no podía describir la fisonomía del cura. A partir de entonces fui conciente de que yo solamente podía a ver la radiación de la tele. No lo sabía o no era conciente.

Paulino dijo...

Me alegró saber que terminaste tu novela ya que siento haber compartido, tal vez no lo literario,pero si de algún modo tu espectativa. Tu interés se hace mío por el simple hecho de ser tuyo.

Paulino dijo...

Vuelvo a tu novela de la que conozco solo dos capítulos y no imagino su forma final, el contexto en que conviven esos capítulos.
"Merlo", transformado en cuento me gustó mucho. Produjo ecos literarios en mi cabeza, pasajes donde imagino escuchar la voz de Arlt, Cortázar o Borges y tambien la del propio autor leyéndose en voz alta voz, que no sabía tenía incorporada. Eso me gustó mucho. Disfruté aún más cuando por momentos leía un texto escrito por un autor desconocido.
El comienzo "Mañana era sábado" me llevó de la perplejidad al reconocimiento de lo eficaz de la construcción, igual que la sorpresa inexplicable del Merlo final que me mandó de nuevo al comienzo.
Muy distinto es el capítulo de la rata, con el que me reí a carcajadas. Tengo la ventaja de conocer a los personajes que además, considero mis amigos pudiendo así saber que lo en apariencia descabellado del relato puede ser bien real.
Como dije, ad initio, no imagino el resto de la novela que espero poder leer completa cuando deje de sernos (a los futuros lectores)virtual y se transforme en un broli con tapa y colofón.

gaab dijo...

La lectura y las reacciones de la gente. Es como los cuadros. Los abstractos sugieren, dejan entrever, agobian, enamoran. Lo mismo los libros. Y tu rata no es la excepción. Paulino se rió a carcajadas leyendo. Vos te reías al escribirlo. A mi me agobió. Me sonreí con los slips rojos y las ojotas. Es LA imagen anti lujuria. Pero me agobió. La violencia contenida. La violencia desatada, tirando ropa, tirando tirando, revolviendo, removiendo. Carlos/Esteban tiró al carajo su civismo. Todos somos asesinos en potencia? (olmedo decía "cuando le tocaron el perro"...). Ni siquiera me pareció teatral, sino más bien humano. El cazador, el protector, los hijos y la mujer en la cueva-habitación matrimonial. El mayor comparte cacería. La rata como único objetivo. Por la supervivencia.

gaab dijo...

Nunca supe leer. de pequeña que mis padres se sentaban conmigo haciéndome leer en voz alta. una interminable media hora diaria. leía la primera parte de la palabra y adivinaba el resto, haciendo un batifondo de palabras sin sentido. Lo sigo haciendo. Menos pero lo sigo haciendo. He terminado libros cuyo personaje fue rebautizado por mí y mi lectura veloz. G, me mandaste los capítulos V y WW y me salté el V (especie de preámbulo de WW). Y por supuesto me sentí bastante sola en mi interpretación del cuento de la rata, pensando que sólo yo, mente enferma, veía la violencia. Muchas horas más tarde descubrí que había más, y que si, que era de lo que se trataba. Y que paulino se reía porque conoce al personaje de nombre de novela venezolana. Y todo volvió a su lugar.

silv dijo...

Leí tu novela hasta la pelea con Vanna.

Toma vuelo en ese capítulo y se dispara a otro sitio. Me gustó mucho, me gusta cómo está escrita, la cadencia de la escritura, cómo suena.

Creo que el capítulo "Yo escribía sobre mi padre" tiene una visibilidad maravillosa.
Interesante lo que sucede con el erotismo. Los cuerpos, lo piel y el lenguaje. Pienso en qué se escribe sobre un padre que lee o duerme (¿sueña?) intermitentemente. Trato de imaginar ese texto que separa los dos cuerpos. Pienso en el dolor producido por la barba en la mejilla, en el instante de inmovilidad forzada.
Me gusta la mesita en el pasillo y el incidente de la libreta y la pelea con Vanna. Pienso en esa libreta estrellada contra la pared y el grito de espanto. Cómo si el
texto de ese cuadernito se relacionara con el texto escrito en el cuerpo.

Creo que el texto se desliza maravillosamente. Te felicito.

La única zona que se me cae un poco es donde el niño recuerda el 25 de mayo del año anterior. No me lo termino de creer, me suena como si fuera un recuerdo inventado más que una experiencia de la infancia. Sé que esta última línea es un poco tonta, después de todo, escribiste una novela no tus memorias. Pera algo me pasa con la verosímilitud allí.

En fin, quisiera escribirte mucho más pero no quiero retrasar la respuesta.
Me gustaría tomar unos mates con vos y hablar durante horas sobre tu novela, la vida y el amor, aunque también libros y escritores.
Seguiré leyendo.

Pastora dijo...

Leo Investigaciones en masa.

¿Quién es mi madre? ¿Quién es mi padre? Son las preguntas escondidas detrás de los dos primeros capítulos.
El narrador, que es el hijo, escribe como lo haría un forense. Exhibe ante mis ojos una manía, una circunstancia, un gesto de los padres. Son objetos presentados a mi curiosidad.
¿Es ésta una novela de amor? me pregunto. Intento tejer un significado para las palabras dichas en papel. Y yo misma me transformo en alguien que se interroga.
El hijo quiere descubrir a la madre, a esa anciana de lenguaje raro. La madre que llora con amargura y repite la misma queja. Él dice que escribe para “encontrar las palabras que unen”.
También está el padre, retratado. El hijo habla de despojarlo.
Sigo leyendo y me digo, aquí aparecen los tres. Van de vacaciones. Por la ruta dos. Tres personas en una ruta para dos, porque el hijo dice: “me acuerdo de las peleas cuando viajábamos. En medio de las agresiones verbales entre mis padres la referencia al chico.
Que era yo”
Me sumerjo, me identifico y conozco por fin al niño. El narrador evoca con fluidez. Tanta, que de pronto el que maneja es mi padre. Estamos todos allí, de nuevo rumbo a la playa. Y puedo sentir el calor del asfalto y puedo sentir lo pequeña e indefensa que era.

Paulino dijo...

Buenísima la entrada de pastora es un relato en sí misma. La verdad que me conmovió. Casi un cuento.

gaab dijo...

"Yo balbuceaba, y, hundido un barco tras otro de mi armada, agité con el brazo en alto desde mi camota, el lienzo de algodón, te quedaría lindo un parche de pirata, dijo. Y me dieron ganas de, no sabía bien qué, de abordar en plena mañana su carabela, seguramente".
No te das la más mínima idea de lo preciosísimo que me pareció esto.
( Merlo Textos Inéditos, Gustavo López Ibarra)

Patrick dijo...

Kafka se acordaba cuando se cambiaba en una carpa en la playa. Kafka, flaco. El padre de Kafka, gigante. En consecuencia, Kafka se sentía menos mal cuando el padre se desvestía primero y él podía estar en la carpa y así postergar la vergüenza de salir a la playa como un diminuto esqueleto vacilante tomado de la mano del padre. Pero, cuenta Kafka, el padre finalmente iba a ver qué sucedía y lo sacaba de la carpa. Paradójicamente Franz Kafka dice en la Carta al padre: "Te estaba agradecido porque no parecías notar mi miseria".

Los tres primeros capítulos de Investigaciones en masa hablan así, como habla Kafka. Especialmente en una escena de discusión entre el niño y el padre luego de una caída en bicicleta. El niño en cierta forma agradece que los adultos no noten su vergüenza.
Palabras no simples, pero letras claras.
Me pasó que identifiqué con las situaciones, me acordé de feroces discuciones con mi padre por zonzeras. Viajé como casi todos los argentinos a Mar del Plata en el auto de mis padres oyéndolos pelear.
Pero ecién cuando leí el comienzo de esta novela puede ver.
Pude ver esa pelea. Ver "la fila encabezada por camiones, la lenta crispación de la fila durante nuestro avance, la andanada de la izquierda cuando (mi padre) calzaba de nuevo el auto en su carril". "Se tensaba la ruta dos, el paisaje se deprimía, se acercaba o se alejaba el sol como un cabito de vela prendido en la noche."

Como dijo Gaab, en hora buena.
Felicidades.