2007-08-02

Tengo La invención de la soledad apoyado sobre el escritorio, entre la ibook y mi pecho. Y de mi lado izquierdo las notas que apunté durante los días que estuve en Gesell.
Van mis apuntes.

El malentendido y Calígula, de Albert Camus. Los huesos y los perros de la villa. La sombra del cuis gigante en dirección al muelle, la buscadora de oro con su estrafalario bastón, la parejita de la sombrilla, el blues, los rebuznos de Cervantes, los originales de mi propia novela, el fuego, el asado frío, las paletas y el juego de manos con la pelotita de tenis, el perro lanudo que me hizo entrar al helado mar cuando me robó la pelotita, la esquinita verde y con sol, el bosquecito, el refugio al lado de la casa del viejo patriarca de la villa.

Trazo el derrotero de Miguel, el autor del Quijote: Nápoles Roma Mesina Navarino Túnez Cerdeña Argel Barcelona Esquivias Lisboa Orán Toledo Valladolid El Escorial. Un camino que Miguel empieza con su padre: de Alcalá de Henares a Valladolid, de Valladolid otra vez a Alcalá y de allí a Córdoba Sevilla Madrid.
Dibujo una mula patas para arriba (significa muerta) mirando con un solo ojo hacia el río Tajo. Una mano izquierda en Lepanto. La galeta El Sol, en medio de una tormenta, frente a las costas de Cadaqués.
Ubicación del Toboso.
En la misma hoja el itinerario de las tres salidas del Quijote y Sancho.

Hay pájaros con sus crías en el balcón que rasquetea Ramón. La vecina jubilada les tira migas de pan. Los pichones hacen prácticas de vuelo entre los alguaciles. Chillan. Son pájaros del antifaz.

Leí el barco encantado y el encuentro con la bella cazadora. El Quijote contesta las ofensivas del grave clérigo.

Advierto que los jugadores de paleta de la última hora del martes están en la playa. 10:30 hs. ¿Habrán permanecido jugando toda la noche?

Ramón dice que hoy miércoles termina con los postigos. Me pregunta si estoy aburrido. Le digo que estoy terminando una novela. Me pregunta si soy escritor. Le respondo que sí. Él se siente en falta porque no lo sabía.
Acá se sabe todo, dice. Cómo no me enteré.

Un tipo anda con un detector de metales por la orilla.

Mientras miro los alguaciles aparece la vecina jubilada y también me pregunta si estoy aburrido.
Le comento que los alguaciles deben venir con los riegos de Elsa, porque posteriormente no llueve. Sucede igual en toda la villa, en los jardines desiertos pero con regadores automáticos.

Un travesti trota por la orilla del mar.
Lleva puestos un corpiño turquesa y unos jeans, desteñidos o manchados de fábrica, apretadísimos.

Es jueves. Otro persona más con un detector de metales.

Ayer no sonó la alarma.
Me figuro a mí mismo como al personaje de Soy leyenda, oculto de los vampiros durante la noche. No sé, pero todos los días a las 18:00 horas suena una alarma en Gesell.

Me río con el «cómputo de Ptolomeo» en el viaje corto pero fantástico en el barco encantado.

Le agrego pimienta al guiso de arroz.

Lloro.

Lito Nebbia en la 94.7 FM del Mar.

Un sapo pasa el día entero en el rincón izquierdo del postigo de la entrada del departamento. Duerme acurrucado. Lo descubrí al irme a la playa. Está bien protegido ahí. Tiene insectos de los que se alimenta. Lo bautizo Lito.

El travesti salticonando en la orilla. Con los mismos jeans. Qué sucia, dice Elsa mientras abre el riego y aparecen los alguaciles.
No llueve.

Un perro mira todo el tiempo los pies del dueño, mientras ambos pasean por la costa.

Es de noche y Lito anda bien despabilado por el parque.

Cortázar en la 94.7
Hermoso relato llamado «Correos y telecomunicaciones» Las encomiendas son embadurnadas con alquitrán para asegurarlas. Y adornadas con plumas (imagen de Disney y de Los tres chiflados). Las estampillas se expenden con un globo de obsequio.

Corto malvones y geranios para traer a Buenos Aires.

Dormí la siesta en el diván negro de la izquierda. Me tapé con una frazada. Estaba medio nublado.

Como palitos de la selva.

Después del mar una ducha caliente (creo que hace tres días que no me ducho, la vez anterior fue luego de un chapuzón en el mar con perro blanco y lanudo).

Jugadores de paleta en el mismo punto de la playa. Los observo desde el diván de la derecha. 18:30 horas.

Putos fósforos que se apagan solos. Puta marca Cancún.

Momentos de danza con sones de blues para distraerme de los vampiros,

Dancing cheek to cheek
Come on, and dance with me

...

bellísima voz y ritmo lento:

blow blow soft winds
my heart is empty

Hoy viernes pasó una citroneta, con un quincho de paja en lugar de acoplado.

Problemas de una parejita. Más diestra hoy con la sombrilla para protegerse del viento. Sin embargo todo se les complica porque hay vientos fuertes desde la villa. Duermen por la mañana y aparecen por las tardes en la playa. El sol se pone en la villa. ¿Cómo se protegen del viento y toman sol al mismo tiempo? Gente delicada y sin solución. El sol de invierno les es esquivo.

Por la cantidad de veces que lo nombra, parece que Cervantes en el Segundo Quijote hubiera descubierto el átomo.

Capítulo I del Segundo Quijote. De lo que el cura y el barbero pasaron con Don Quijote cerca de su enfermedad
El discreto don Quijote, cuando los examinadores le mencionan que el Turco bajaba con su poderosa armada sobre España, propone armar toda la nación de caballeros andantes. El cura dice que todo en aquello que cree el Quijote no es otra cosa que fábula y mentira. Cuando el señor rapador (así lo llama don Quijote al barbero con ánimo de maltratarlo) le pregunta a don Quijote, socarronamente, sobre el tamaño del gigante Morgante, Cervantes usa por primera vez en su novela la palabra átomo:
En esto de gigantes, respondió don Quijote, hay diferentes opiniones, si los ha habido o no en el mundo; pero la Santa Escritura, que no puede faltar un átomo en la verdad, nos muestra que los hubo…

Transité a pie el bosque entre la tres y el boulevard, a la altura del muelle. Lo había observado en aquella foto aérea exhibida en la casa del patriarca. En la época de la foto la zona era solamente de médanos. Ahora es un paseo bonito, con cuestas y muchos árboles.

Sabina y Milanés. La más puta entre las señoras. La más señora entre las putas.

Emilio Gauna murió en Palermo. Canta Jaime Ross y se basó en el «Sueño de los héroes» de Bioy.

Joaquín Díaz. Paco Ibañez. Leda Valladares.

Leo las cartas del cap. LI, entre el Quijote y Sancho. No quiero que la historia termine, ni tampoco que muera el Quijote. Necesito compartir la ternura del libro.

Leo a Paul Auster, ahora el capítulo dos del libro de la memoria.
La reseña de Las mil y una noches, en el vol. 11, texto en espejo con la primera parte de la novela: La invención de la soledad. El padre le narra un cuento a su hijo.
A menudo le narra un cuento de hadas, o de aventuras; pero a veces no es más que un simple salto imaginario. Había una vez, un niño pequeño llamado Daniel, le dice A. a su hijo Daniel. Estas historias, en las que Daniel es el protagonista, son las que más le gustan a Daniel. A. advierte que, en forma similar, cuando se encierra en su habitación a escribir el Libro de la memoria, cuenta su propia historia, si bien escribe A. donde en realidad correspondería escribir «yo». Real e imaginario, cada uno existe gracias al otro: dos espejos enfrentados.
Libro con dos comienzos. La historia empieza al final, escribe Auster antes de nombrar a Scherezade.


9 comentarios:

Gustavo López dijo...

El dolor se le fue
Como por artimaña
Vaya uno a saber
Si es así o se engaña
Su sonrisa final
Vaya uno a saber
Lo que quiso Gauna

Dicen que su canción
Ya estaba cantada
Quién pudiera decir hoy
Si sabía Gauna
Que en aquel carnaval
Cumpliría su rol
Misterios del alma

Emilio Gauna
Murió en Palermo
En una noche de carnaval
Acuchillado en un mano a mano
Que se arrastraba de años atrás

Una duda resultó
Ser mucho más fuerte
Una duda que enterró
El miedo a la muerte
En su ciego puñal
Una duda murió
En su cuerpo inerte

El valor le llegó
Cuando era debido
El coraje que pidió
Le fue concedido
Encontró a su rival
Ni perdió ni ganó
Se marchó tranquilo

Emilio Gauna
Murió en Palermo
En una noche de carnaval
Acuchillado en un mano a mano
Que se arrastraba de años atrás

Jaime Roos: Milonga de Gauna

silv dijo...

Me siento a escribirte con el imagen de Lito, el sapo, por supuesto. El “sapolito” me lleva al nombre de algun antiguo dios americano. O el altar de los sacrificios, donde guillotinaban a los bichitos en su honor para que el gran dios Sapolito no enfurezca y castigue a la humanidad medanera con tormentas de arenas. Su amante “Saponina” siempre intercediendo compasiva ante el gran sapo gloton, creo la planta “u#a de gato” para contener las dunas mientras Sapolito posponia el despertar de su furia, después de todo, siempre, si sabia esperar, le llegarian mas bichitos.

Gesell y tu percepción. Que habria recortado Cervantes? El ruso? Gaab? Cual habria sido mi lista? Seguramente mas arboles y menos paletas. Venis(mos) rondando la con ceguera y la vision: lo que se percibe. “Vendra la muerte y tendra tus ojos”. Como dice mi amiga F “mi problema no es morirme sino dejar de ver lo que seguira sucediendo”.
La vision como percepción. Mal cito lo que no pude reecontrar para citar correctamente: Hellen Keller que nacio ciega, sorda y muda. Cuenta que so#o con un objeto maravilloso y lo describe (y aquí vendria lo que no encontre en ese libro descomunal): el lector sabe que es una perla, pero ella so#o con una perla que no sabe. Tal vez, yo soy ciega para las perlas de Keller. Otra percepción.

Badoni, la gata de mi flatmate, a la cual rebautice Bodoni, que es la letra que use para mi primer libro, me ama, soy su mama gata perdida. Quisiera poder escribir uno de esos cuentos maravillosos que Colette escribio sobre sus gatos. La percepción del amor reencontrado.

blow blow soft winds
my heart is empty

Trabajo muchos estos dias antes ir a ver a S al continente, tengo la cabeza con tantas cosas que cierro los ojos y no veo nada, lo cual me produce un terrible malestar. Percepción saturada.

Pienso mucho en S y su percepcion de mi persona.

De la percepción a la conciencia hay un pasito. Pero de esto no voy a hablar (wittgestein)

Gustavo López dijo...

Pienso en tu perla irrepresentable y en la gata bodoni, silv, en las preguntas que hacés sobre la percepción de las cosas.
Las listas. Los recortes.
Entonces pienso en los diccionarios de gaby: me represento a Olivia sentada encima de los volúmenes del María Moliner. Y me acuerdo de paco que, según cuenta gaby en su propio blog, tiene problemas de nacimiento en las patas traseras, y que el sábado último el dálmata se cayó a la pileta.
Me viene a la cabeza el ruso, seguramente porque leí en el blog de gaby que Douglas tuvo que entrar a la pileta para sacar a paco. El ruso es cuadripléjico, además de no ver y necesitar de ayuda mecánica para respirar. Una vez el ruso contó que lo llevaron al mar, y lo tuvieron en andas sobre la orilla, donde rompe y se levanta el agua. Sintió las olas que lo golpeaban y esa fue la percepción que el ruso tuvo de dios.
Pienso también en Cortés, al inicio de la conquista de México, cuando Cortés arrasó las casas de adoratorios y erigió templos con la cruz en donde había templos en tributo a otros dioses. Cortés hizo un montaje infame con caballos para infundir miedo a los nativos. Cortés habló de la culpa; habló que los otros tendrían la culpa de la masacre, dado que él solamente remontaba el río Grijalva en busca de agua para beber.
El 26 de julio pastora escribió desde las tropicales aguas da praia da Barra y comentó acerca de santos negros y de tetas sueltas en los altares de los templos. Pero el viernes, silv, vos quedaste saturada. Y ayer gaby andaba con dolor de garganta. Mejor mañana miércoles, y separadamente, un fragmento de las percepciones sobre las imágenes de una iglesia que tiene la heroína de Ensayo sobre la ceguera.
Antes de terminar, este bello diálogo que leí en las bestias, los perros y yo:
Después del chapuzón, paco en la cama y Olivia a su lado.
―Livi ¿Qué estás haciendo?
―Talking to paco
―¿Qué le decís?
―Secrets mami

gaab dijo...

nunca percibí a dios. Nunca debo haber tenido una emoción tan grande. percibo si su ausencia. constantemente. quizás me olvidé?.
silv, creo que tu cita perdida es esta "Once in my dreams I held in my hand a pearl. I have no memory-vision of a real pearl. The one I saw in my dreams must, therefore, have been a creation of my imagination. It was a smooth, exquisitely molded crystal. ... My pearl was dew and fire, the velvety green of moss, the soft whiteness of lilies."
no modificaría tu lista. Me gusta tal cual es. Pero tendría mi lista, que no incluiría a nebbia. me produce una profunda tristeza. Mi lista incluiría a auster, tengo que leer la invencion... Mi preferido es Mr Vértigo.

Gustavo López dijo...

por todos los sapolitos y las saponinas juro que en el apunte original, donde hice por primera vez mención de la radio, dice:
LN aúlla en la 94.7 FM del Mar

el ruso dijo...

Percibí como si una jarra me tirara agua, yo no veo venir el agua.

Para mí era una mano que me tiraba agua, no sé si era un Dios.

Soy agnóstico pero ese día sentí un fuerza que me tiraba un violento jarrazo. Ahora, no sé. Pienso que no tengo ninguna percepción de Dios. Y si la tuve me olvidé.

Pastora dijo...

Yo creo que Dios desaparece en los listados, recortes y descripciones de la percepción porque esos intentos registran una neurosis más inteligente, menos iluminada pero una neurosis personal.
Y Dios aparece en mi mirada extática perdida en un objeto del mundo. Sucede cuando mis ojos, que son azules, miran y se disuelven en el cielo y no lo recuerdo. En ese instante no hay canciones, ni citas literarias. Son imposibles los diccionarios. Las palabras se ahogan. Tal vez en el mar del Ruso.
Cómo explicar la felicidad de abandonarse...

Gustavo López dijo...

José Saramago: Ensayo sobre la ceguera (…) Ya estoy bien, pero en aquel mismo instante pensó que se había vuelto loca, o que, desaparecido el vértigo, sufría ahora alucinaciones, no podía ser verdad aquello que los ojos le mostraban, aquel hombre clavado en la cruz con una venda blanca cubriéndole los ojos, y, al lado una mujer con el corazón traspasado por siete espadas y con los ojos también tapados por una venda blanca, y no eran sólo este hombre y esta mujer los que así estaban, todas las imágenes de la iglesia tenían los ojos vendados, las esculturas con un paño blanco atado alrededor de la cabeza, y los cuadros con una gruesa pincelada de pintura blanca, y más allá estaba una mujer enseñando a su hija a leer, y las dos tenían los ojos tapados, y un hombre con un libro abierto donde se sentaba un niño pequeño, y los dos tenían los ojos tapados, y un viejo de larga barba, con tres llaves en la mano, y tenía los ojos tapados, y otro hombre con el cuerpo acribillado de flechas, y tenía los ojos tapados, y una mujer con una lámpara encendida, y tenía los ojos tapados, y un hombre con heridas en las manos y en los pies y en el pecho, y tenía los ojos tapados, y otro hombre con un león, y los dos tenían los ojos tapados, y otro hombre con un cordero, y los dos tenían los ojos tapados, y otro hombre con un águila, y los dos tenían los ojos tapados, y otro hombre con una lanza dominando a un hombre caído, con cornamenta el caído y con pies de cabra, y los dos tenían los ojos tapados, y otro hombre con una balanza, y tenía los ojos tapados, y un viejo calvo sosteniendo un lirio blanco, y tenía los ojos tapados, y otro viejo apoyado en una espada desenvainada, y tenía los ojos tapados, y una mujer con una paloma, y tenían las dos los ojos tapados, y un hombre con dos cuervos, y los tres tenían los ojos tapados, sólo había una mujer que no tenía los ojos tapados porque los llevaba arrancados en una bandeja de plata. La mujer del médico le dijo al marido, No vas a creer lo que te digo, pero todas las imágenes de la iglesia tienen los ojos vendados, Qué extraño, por qué será, Cómo voy a saberlo yo, puede haber sido obra de algún desesperado de la fe cuando comprendió que iba a quedarse ciego como los otros, puede haber sido el propio sacerdote de aquí, tal vez haya pensado justamente que, dado que los ciegos no podrían ver a las imágenes, tampoco las imágenes tendrían que ver a los ciegos, Las imágenes no ven, Equivocación tuya, las imágenes ven con los ojos que las ven, sólo ahora la ceguera es para todos, Tú sigues viendo, Iré viendo menos cada vez, y aunque no pierda la vista me volveré más ciega cada día porque no tendré quien me vea, Si fue el cura quien cubrió los ojos a las imágenes, Eso es sólo idea mía, Es la única posibilidad que tiene verdadero sentido, es la única que puede dar alguna grandeza a esta miseria nuestra, imagino a ese hombre entrando aquí, desde el mundo de los ciegos, al que luego tendría que regresar para quedarse ciego también, imagino las puertas cerradas, la iglesia desierta, el silencio, imagino las estatuas, las pinturas, lo veo yendo de un lado a otro, subiendo a los altares y anudando los paños sobre los ojos, dos nudos, para que no se caigan, y dando dos brochazos de pintura blanca en los cuadros para hacer más espesa la noche en que entraron, ese cura tiene que haber sido el mayor sacrílego de todos los tiempos y de todas las religiones, el más justo, el más radicalmente humano, el que vino aquí para decir al fin que Dios no merece ver. La mujer del médico no llegó a responder, alguien a su lado se le anticipó, Qué están diciendo, qué charla es ésa, quiénes son ustedes, Ciegos como tú, dijo ella, Pero yo te he oído decir que veías, Son maneras de hablar que no pierde una de la noche a la mañana, cuántas veces voy a tener que decirlo, Y qué es eso de que están ahí las imágenes con los ojos tapados, Es verdad, Y tú, cómo lo sabes, si estás ciega, También tú lo sabrás si haces lo que hice yo, tócalas con las manos, las manos son los ojos de los ciegos, Y por qué lo has hecho, He pensado que para haber llegado a lo que hemos llegado alguien más tendría que estar ciego, Y esa historia de que ha sido el cura de la iglesia quien tapó los ojos de las imágenes, yo lo conocía muy bien y sé que sería incapaz de hacer tal cosa, Nunca se puede saber de antemano de qué son capaces las personas, hay que esperar, dar tiempo al tiempo, el tiempo es el que manda, el tiempo es quien está jugando al otro lado de la mesa y tiene en su mano todas las cartas de la baraja, a nosotros nos corresponde inventar los encartes con la vida, la nuestra, Hablar de juego en una iglesia es pecado, Levántate, usa tus manos, si dudas de lo que digo, Me juras que es verdad que las imágenes tienen todas los ojos tapados, Qué juramento es suficiente para ti, júralo por tus ojos, Lo juro dos veces por los ojos, por los míos y por los tuyos, Es verdad, Es verdad. Oían la conversación los ciegos que se encontraban más cerca, y excusado sería decir que no fue precisa la confirmación del juramento para que la noticia empezase a circular, a pasar de boca en boca, con un murmullo que poco a poco fue cambiando de tono, primero incrédulo, después inquieto, otra vez incrédulo, lo malo fue que hubiera en aquella concurrencia unas cuantas personas supersticiosas e imaginativas, la idea de que las sagradas imágenes estaban ciegas, de que sus misericordiosas y sufridoras miradas no contemplaban más que su propia ceguera, les resultó súbitamente insoportable, fue igual que si les hubieran dicho que estaban rodeados de muertos-vivos, bastó que se oyera un grito, y luego otro, y otro, luego el miedo hizo que todos se levantaran, el pánico los empujó hacia la puerta, se repitió aquí lo que ya se sabe, que el pánico es mucho más rápido que las piernas que tienen que llevarlo, los pies del fugitivo acaban por liarse en la carrera, mucho más si el fugitivo es ciego, y helo ahí, en el suelo, el pánico le dice, Levántate, corre, que vienen a matarte, Qué más quisiera, pero ya otros corrieron y han caído también, es preciso estar dotado de muy buen corazón para no reírse a carcajadas ante esta grotesca maraña de cuerpos en busca de brazos para librarse y de pies para escapar.

gaab dijo...

Madame du Deffand's style reflects, perhaps even more completely than that of Voltaire himself, the common-sense of the eighteenth century. Its precision is absolute. It is like a line drawn in one stroke by a master, with the prompt exactitude of an unerring subtlety. There is no breadth in it--no sense of colour and the concrete mass of things. One cannot wonder, as one reads her, that she hardly regretted her blindness. What did she lose by it? Certainly not

The sweet approach of even or morn,
Or sight of vernal bloom, or Summer's rose;


for what did she care for such particulars when her eyes were at their clearest? Her perception was intellectual; and to the penetrating glances of her mental vision the objects of the sensual world were mere irrelevance. The kind of writing produced by such a quality of mind may seem thin and barren to those accustomed to the wealth and variety of the Romantic school.
Books and Characters - Lytton Strachey