En la primera parte de la novela Brausen se desdobla.
Entre el departamento de al lado y el argumento para cine: Brausen será Arce en el departamento de la Queca y será Díaz Grey en Santa María.
Dejemos hablar.
La narración es imprecisa. Hay una mujer. Díaz Grey está imposibilitado de besarla.
Es un desesperado profundo.
Brausen irrumpe violentamente.
Dice: Y esto sucedía siempre, con pequeñas variantes que no cuentan; una y otra vez, fingiendo trabajar en mi mitad de oficina, vigilando las espaldas a Onetti.
[…]
Yo besaré los pies de aquel que comprenda que la eternidad es ahora [...] Beso sus pies, aplaudo el coraje de aquel que aceptó todas y cada una de las leyes de un juego que no fue inventado por él, que no le preguntaron si quería jugar.
[…]
Él es así, dice Elena en la calle después de un rato, un hombre que quiere ser él mismo y acepta las reglas. Se refiere a ese yo que besará los pies de aquel otro que comprenda que la eternidad es ahora.
[…]
Termina la búsqueda del desesperado profundo.
Elena se dirige a Díaz Grey.
Yo lo traigo a dormir. Tal vez Ud. quiera otra cosa. Siempre me porté mal con Ud. ¿Qué le gustaría?
Díaz Grey piensa volver al consultorio. Pero.
Me gustaría estrujarla.
Bueno vamos.
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