2008-08-26

A propósito de los caballos, la guerra y también de la culpa, el año pasado cité La historia verdadera de la conquista de la Nueva España.
En Tabasco, Cortés montó una mis en sc
ène con caballos ante los primeros cuarenta caciques vencidos. Los aterrorizó con un caballo alzado por el olor de una yegua. Después del armisticio, Cortés les diría riendo a sus soldados: «Sabéis, señores, que me parece que estos indios temerán mucho a los caballos, y deben de pensar que ellos solos hacen la guerra».


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