2010-05-20

Hay idiomas fantasmas.
El lenguaje imagina que los comprende, aunque esos idiomas no hayan sido hablados, ni siquiera escuchados. Es algo parecido a la sensación de movimiento que experimentan las personas que nacieron sin extremidades.
El caso es que con una fe ciega extendí mis manos hacia el fragmento de una novela argentina que fue traducida al polaco por Tomasz Pindel.
Era Auschwitz.
A fin de dos mil nueve le comenté al autor por correo electrónico que me interesó mucho el panorama de Buenos Aires y las series de marcas de consumo, como ser de automóviles, etcétera. Sin embargo, me reservé los cotejos de abajo, que apunté por curiosidad.
El héroe de la novela es Berto, un «hombre común».

Auschwitz to nazwisko dla kogoś, kto ma katar.
—Au… świst! —powiedział Berto ze śmiechem.

Auschwitz es el apellido de una resfriada.
—¡Au… chíst! —hizo Berto, riéndose. p. 10


[…] Kiedy całuje bez maści, pękają jej wargi. […]

[…] Si besaba sin pomada se le rompían los labios. […] p. 19


[…] Szuflada na warzywa pełna była pomarańczy.

[…] El cajón de verduras estaba repleto de naranjas. p. 20


[…] Brzydki sen, jak wszystko w tym domu.

[…] Un sueño feo, como todo lo que había en esa casa. p. 25


[…] Wielki kot, pomyślał, ale bez sierści i z gęsią skórką. […]

[…] Un gato enorme, pensó, sin pelos y con la piel de gallina. […] p. 26



Papieros w przelocie otarł się o ucho Berta. / la oreja de Berto p.25

Ubranie upadło na ziemię i wreszcie okrzyk wyrwał się z gardła Berta, / la garganta de Berto p.26

Ale całowanie to obsesja Berta. / la obsesión de Berto p.10

En estos ejemplos finales, me llamó la atención el cambio de Berto por Berta. Recientemente, Madzia me explicó que Berta en polaco significa «de Berto» De cualquier manera, reitero lo dicho ya en Hemin-guay i Au… świst!: no creo que nuestro héroe viera con buenos ojos ese cambio.

1 comentario:

el ruso dijo...

Berto es un desaforado total. En Auschwitz la tortura llega hasta lo indecible... aparece un niño, el hijo de Auschwitz. No existe un límite en la tortura y el sexo.
Berto tiene que torturar para alcanzar excitación. Es el paroxismo de la violencia, aunque el aderezo extraterreste sea tan ridículo que la tortura queda como inverosímil. Funcionaría como efecto de mitigación de lo violento. Pienso ahora en voz alta: en el Hospital Borda hay tipos que están alucinando y tal vez en la novela ocurre eso, como en la Alemania nazi.
El niño parece ser un extraterrestre y de tan inverosímil, la crueldad se atenúa. Si no, ¿por qué tanto desgarramiento?, ¿cuál es la necesidad', ¿cómo lastimar hasta la excitación sexual y coger por la herida abierta? La laceración o desgarramiento de la carne hasta los huesos, transforma a la carne en plástico. Lo mismo con todo, porque Berto es un porteño típico de Palermo y la novela es hiperrealista en lo lugares. Lee críticamente a Hitler, anda con el Torino verde esperanza por la ciudad, etc.; pero, esa ciudad se desrealiza alienadamente.
Hay que ver que desde el inicio, Berto se desespera porque cree que el hijo de Auschwitz le ha robado su esperma. La pregunta que queda aleteando como un murciélago sería: ¿son humanos los hijos de Auschwitz?