Tengo en mi escritorio unas flores de palo borracho que recogí el viernes pasado en la Nueve de julio. Son amarillas como las del Hotel de Inmigrantes. Tienen un color canela en el nacimiento de los pétalos. También corté algunas de color fucsia, con pecas y trazos de color tierra. De esas flores hay muchas en Palermo.
El viernes cuatro fue mi primer día en la uca y no produje demasiado. Estuve de 9:30 a 13:00.
Volví a casa a comer algo y a hacer una siesta. Más tarde pasó Paulino y fuimos a revisar pilas de revistas viejas. Compré Primera Plana 226 (25 abril 1967), ejemplar que yo buscaba a partir de leer la biografía de Suzanne Jill-Levine.
La semana pasada hallé una opinión de Germán García, 28 mayo 2002, acerca de dicha biografía:
«Acabo de leer un libro de una americana, Jill-Levine… ella misma declara su pasión en una página, al mejor estilo de Puig... [risas] ¡Es un libro que Puig no hubiera publicado de sí mismo!»
Luego acompañé unas cuadras a Paulino.
Hasta la Nueve de Julio.
El domingo no insistí. Mucho de aquí para allá con mi valijita para nada. Bueno, más o menos. Puse más vida a mi escritorio. Vivos colores de palo borracho.
«Cómo cuesta despedirse», no se cansa Juan Aparicio de repetir antes del epílogo. Hojeé una edición de La Divina comedia y me tenté con el prólogo de 64 páginas escrito en 1868 por un tal Marques de Molins. La idea de personajes como Juan Aparicio y Gabriela no nació de la nada. Me la pasé discutiendo mentalmente con Marques.
De todas maneras, me senté algunos minutos frente al ventanal de Belgrano. Pareció que se iba a desplomar el cielo pero no llovió.
Refrescó algo, sin embargo.
Siempre soy el primero en llegar y me voy cuatro horas después; 13:30 ó 14:00. Respecto al lunes siete hubo más gente.
Está dando resultados; estoy concentrado en un cuento.
3 comentarios:
Tus flores de algarrobo… me llevaron al río de la Plata en un instante… los algarrobos de la costanera y los de Palermo, el algarrobo de la casa de Esteban y Martín frente a la casa de mis padres en Ramos Mejía… Doy mil vueltas con una línea para un posible poema que no termina de encaminarse… pienso en la textura espesa de las flores rosadas, casi carnosa.
A veces pasa que uno no sabe hacia dónde va el texto... Donde caerá la flor más bella del algarrobo? Abrirse a ese desconocimiento.
he llegado hasta aquí de casualidad...
Magnífico trabajo. Seguiré leyendote siempre que pueda.
Un saludo!
He llegado hasta aquí a través de Blogueratura, yo también estoy en ese directorio.
Me gustó mucho tu narrativa. Me detuve en algunos post, volveré con más tiempo para seguir leyendo.
Te dejo un saludo.
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