2008-01-09

Tengo en mi escritorio unas flores de palo borracho que recogí el viernes pasado en la Nueve de julio. Son amarillas como las del Hotel de Inmigrantes. Tienen un color canela en el nacimiento de los pétalos. También corté algunas de color fucsia, con pecas y trazos de color tierra. De esas flores hay muchas en Palermo.
El viernes cuatro fue mi primer día en la uca y no produje demasiado. Estuve de 9:30 a 13:00.
Volví a casa a comer algo y a hacer una siesta. Más tarde pasó Paulino y fuimos a revisar pilas de revistas viejas. Compré Primera Plana 226 (25 abril 1967), ejemplar que yo buscaba a partir de leer la biografía de Suzanne Jill-Levine.
La semana pasada hallé una opinión de Germán García, 28 mayo 2002, acerca de dicha biografía:
«Acabo de leer un libro de una americana, Jill-Levine… ella misma declara su pasión en una página, al mejor estilo de Puig... [risas] ¡Es un libro que Puig no hubiera publicado de sí mismo!»
Luego acompañé unas cuadras a Paulino.
Hasta la Nueve de Julio.

El sábado volví a las 10:00, pero el cuerpo de vigilancia no me permitió entrar porque el personal de la biblioteca estaba atrasado. Esperé una hora inútilmente... todos los bibliotecarios se habían puesto de acuerdo para faltar.
El domingo no insistí. Mucho de aquí para allá con mi valijita para nada. Bueno, más o menos. Puse más vida a mi escritorio. Vivos colores de palo borracho.

Los caballos blancos del pasillo van ganando terreno hacia el final de Prólogo anotado.
«Cómo cuesta despedirse», no se cansa Juan Aparicio de repetir antes del epílogo. Hojeé una edición de La Divina comedia y me tenté con el prólogo de 64 páginas escrito en 1868 por un tal Marques de Molins. La idea de personajes como Juan Aparicio y Gabriela no nació de la nada. Me la pasé discutiendo mentalmente con Marques.

Ahora hay cenizas que caen en mi ventana, debe ser un nuevo incendio de la Reserva...

Hoy fue mi tercera jornada consecutiva de escritura. Me he instalado todos los días en el mismo lugar, en la sala de lectura silenciosa del segundo piso. Junto a un crucifijo de pared. Mi mesa queda del lado de la recova oeste; es decir, no estoy del lado de las dársenas porque por las mañanas da el sol. Con el correr de las horas me voy enfriando a causa del aire acondicionado. Entonces camino un poco, voy a tomar agua al baño, con un vasito que conservo del lunes siete, cuando me serví un chocolate amargo de la máquina de la sala del primer piso. Ayer estaba desenchufada. Hoy la enchufé yo mismo pero vertió sólo agua caliente. Cada tanto miro hacia las escaleras.

El viernes pasado yo era la única persona. Tenía delante sólo una hilera de mesas. Una vista que se continuaba hacia Retiro: semáforos, árboles y cielo. Hoy lloviznaba, anduve buscando enchufes del lado opuesto, para ver caer gotas sobre la dársena. Pero había uno sólo que me quedaba medio incómodo; necesito un alargue para los días nublados.
De todas maneras, me senté algunos minutos frente al ventanal de Belgrano. Pareció que se iba a desplomar el cielo pero no llovió.
Refrescó algo, sin embargo.
Siempre soy el primero en llegar y me voy cuatro horas después; 13:30 ó 14:00. Respecto al lunes siete hubo más gente.
Está dando resultados; estoy concentrado en un cuento.

Fragancia de los jazmines del Parque Lezama al retornar.


3 comentarios:

silv dijo...

Tus flores de algarrobo… me llevaron al río de la Plata en un instante… los algarrobos de la costanera y los de Palermo, el algarrobo de la casa de Esteban y Martín frente a la casa de mis padres en Ramos Mejía… Doy mil vueltas con una línea para un posible poema que no termina de encaminarse… pienso en la textura espesa de las flores rosadas, casi carnosa.
A veces pasa que uno no sabe hacia dónde va el texto... Donde caerá la flor más bella del algarrobo? Abrirse a ese desconocimiento.

A do outro lado da xanela dijo...

he llegado hasta aquí de casualidad...
Magnífico trabajo. Seguiré leyendote siempre que pueda.

Un saludo!

MALiZiA dijo...

He llegado hasta aquí a través de Blogueratura, yo también estoy en ese directorio.
Me gustó mucho tu narrativa. Me detuve en algunos post, volveré con más tiempo para seguir leyendo.
Te dejo un saludo.