2007-06-28

«Marcó un número, preguntó si era el consultorio, si estaba el doctor, si podía hablar con él,» Las orejas se fijan en la mujer que habla por teléfono.
En Ensayo sobre la ceguera no vemos. Los ojos se fugan hacia arriba, batiéndose. Se extravían en dirección al cielo raso.
El ciego oyó que su esposa pasaba velozmente las hojas de la guía de teléfonos.
«Marcó un número, preguntó si era el consultorio, si estaba el doctor, si podía hablar con él,» El texto significa otra cosa cuando no vemos. Las palabras están muy espaciadas. La ilusión instaurada por la ceguera resignifica el texto.
Hay palabras donde no hay imagen.
Hay descripción para no ver.

1 comentario:

el ruso dijo...

A mí me ocurre esta dualidad en relación con la gente. O me señalan que siempre miro para arriba, resaltando mi condición de ciego, o la niegan diciendo que no parece que soy ciego, porque dicen que parece que yo los mirara.

Ahora quisiera leer la entrada nuevamente pero en el contexto de la novela porque no lo recuerdo, dado que leí El ensayo hace ya más de dos años.