2008-01-01

Empezar haciendo aquello que me gustaría continuar por el resto de los días de este año.
Escribir.
Palabras más o menos parecidas a las de Borges hace un cuarto de siglo. Borges dijo que empezaría 1983 leyendo. A mí me quedó grabado.

Horacio se apellida Lagos.
Pero la frase donde aparece dicha mención es rara y pertenece a Brausen: está al pie de la pág. 210: Estuve imaginando un jubiloso Díaz Grey [...] un jovial y decidido Horacio Lagos [...] un ex fugitivo desesperado [...]

Brausen habita un departamento en Independencia 858 con una cama empotrada que se baja.
En un muerto mundo personal está la Queca.
Del otro lado de la pared.

En Construcción de la noche leo que Onetti, a finales de la década del cuarenta, vivía en Independencia y Tacuarí. Borges iba al barrio a ver a una mujer. Creo que, indica Onetti, incluso alguna vez lo vi con ella en la calle, tomando café en un bar de esa esquina.

Soñé que estaba en un bar que tenía unos asientos reservados.
Yo leía el Quijote, el capítulo III.
No me acuerdo la lectura en sí, solamente la felicidad contagiosa del libro y el número tres.

Alcancé ayer por la noche el capítulo diez de la Segunda parte de la novela de Onetti. Los personajes se hunden más y más en su propia brevedad ignominiosa.

Necesito ahora otra lectura.
La encuentro en mi casilla de correo electrónico. Pertenece a la obra hermosa de Carlos Drummond de Andrade.


Pasaje del año

El último día del año
no es el último día del tiempo.
Otros días vendrán
y nuevos muslos
y vientres te comunicarán el calor de la vida.
Besarás bocas, rasgarás papeles,
harás viajes y tantas celebraciones de aniversario,
graduación, promoción, gloria, dulce muerte con sinfonía y coral,
que el tiempo quedará repleto
y no oirás el clamor,
los irreparables aullidos
del lobo, en la soledad.

El último día del tiempo
no es el último día de todo.
Queda siempre una franja de vida
donde se sientan dos hombres.
Un hombre y su contrario,
una mujer y su pie,
un cuerpo y su memoria,
un ojo y su brillo,
una voz y su eco,
y quien sabe si hasta Dios...

Recibe con simplicidad este presente del acaso.
Mereciste vivir un año más.
Desearías vivir siempre y agotar la borra de los siglos.
Tu padre murió, tu abuelo también.
En ti mismo mucha cosa ya expiró,
otras acechan la muerte, pero estás vivo.
Una vez más estás vivo,
y con la copa en la mano
esperas amanecer.

El recurso de embriagarse.
El recurso de la danza y del grito,
el recurso de la pelota de colores,
el recurso de Kant y de la poesía,
todos ellos... y ninguno resuelve nada.

Surge la mañana de un nuevo año.

Las cosas están limpias, ordenadas.
El cuerpo gastado se renueva en espuma.
Todos los sentidos alerta funcionan.
La boca está comiendo vida.
La boca está atascada de vida.
La vida escurre de la boca,
mancha las manos, la calzada.
La vida es gorda, oleosa, mortal, subrepticia.

Traducción de Rodolfo Alonso

Gracias, Patricia Martínez.


3 comentarios:

gaab dijo...

tengo una tormenta sobrevolando mi cabeza. El cielo está negro, hay ciclones formándose al sur. No, no pasa nada, ni me tocan, pero es muy apocalíptico. Si fuera el cambio de siglo, o milenio, me plantearía por un microsegundo si este es el famoso final.
La montaña que veo desde mi ventana, mientras escribo este mensaje, desapareció bajo un nubarrón negro.
llueve, se está mojando el cristal y los perros se me enroscaron en las piernas. Las chicas juegan en el playroom que hoy les organicé (finalmente) después de un montón de tiempo posponiéndolo.
Hay viento, hace calor pero con el aire acondicionado no se nota. El verde es tan verde cuando llueve, y la piscina tiene un cocodrilo que chapotea feliz.

se acabó el año que me trajo muchas sorpresas, y una fuiste vos. De las mejores.

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Gustavo, por las casualidades de la vida llego a tu página, selectiva, llena de buena literatura que apetece leer. Te preguntarás que como he llegado, y la respuesta es que hoy somos vecinos de la bitácora de Blogueratura, soy -embam-, espero que este no sea nuestro último encuentro...un abrazo desde azpeitia

silv dijo...

Habrá un 2008 con cielos negros y cocodrilos que nadan mansamente en piletas ajenas y tambien habrá Lolitas en el bosque y cielos maravillosos como el de guadalajara y S. dirá al mundo que me ama. Tambien habrá mucha literatura pero eso sí, que Dios nos libre de los culebrones o, al menos, que se crucen entre ellos. Después de todo, mi querido Gus, los mejores siempre fueron los mejicanos...
Besos. Portate mal.. al decir de Mae West