2010-10-04

Café preferido de Fernando Pessoa, que es nombrado en O ano da morte de Ricardo Reis y reseñado oblicuamente en por lo menos tres entradas antiguas.




[...] por la Rua dos Sapateiros hasta más abajo de la Conceição, desde ahí, volviendo hacia la izquierda, hacia la Augusta, otra vez de frente, dice Ricardo Reis parándose, Entramos en el Café Martinho, y Fernando Pessoa, con gesto brusco, Sería imprudente, las paredes tienen ojos y buena memoria, otro día podemos ir ahí sin peligro de que me reconozcan, es cuestión de tiempo. Se detuvieron debajo de la arcada, Ricardo Reis cerró el paraguas y dijo, aunque no viniera a cuento, Ando tentado de instalarme, abrir un consultorio, Entonces ya no vuelve a Brasil, por qué, Es difícil responder, no sé siquiera si sabría encontrar una respuesta, digamos que estoy como un insomne que encontró el lugar exacto de la almohada y al fin va a poder quedarse dormido, Si vino para dormir, buena tierra es ésta, Entienda la comparación al revés, o sea, que si acepto el sueño es para poder soñar, Soñar es ausencia, es estar del lado de allá, Pero tiene la vida dos lados, Pessoa, por lo menos dos, al otro sólo por el sueño conseguimos llegar, Decirle eso a un muerto, que le puede responder, con un saber hecho de experiencia, que al otro lado de la vida no hay más que la muerte, No sé qué es la muerte, pero no creo que sea ése el otro lado de la vida de que habla, la muerte, creo yo, se limita a ser, la muerte es, no existe, es, Entonces, ser y existir no son idénticos, No, querido Reis, ser y existir sólo no son idénticos porque tenemos las dos palabras a nuestra disposición, Al contrario, precisamente porque no son idénticos, tenemos las dos palabras y las usamos. Allí debajo de aquella arcada, disputando, mientras la lluvia formaba minúsculos lagos en la plaza y luego los reunía en lagos mayores que eran charcos, tampoco esta vez iría Ricardo Reis hasta el muelle a ver batir las olas, empezaba a decirse esto a sí mismo, a recordar que había estado aquí y al mirar hacia el lado vio que Fernando Pessoa se alejaba, sólo ahora notaba que le quedaban cortos los pantalones, parecía que fuera en andas, al fin oyó su voz próxima, aunque estuviera allí delante, Continuaremos esta charla otro día, ahora tengo que irme, allá lejos, bajo la lluvia, hizo un gesto con la mano, pero no se despedía, volveré.

La imagen del café ha sido tomada hace poco, en ocasión del estreno de Filme do Desassossego, de João Botelho: veinte fotografías.


2 comentarios:

La ninfa dijo...

Me copiaste!!!! Y NO DECIS NADA

:¨(

Gustavo López dijo...

Pasaba, vi a Lula Pena y entré.