2007-07-03

Durante una charla telefónica el viernes 29 de junio con Silvina, que está en Londres, ella dijo que su padre se cree el centro del mundo. Yo le dije que el mío también se lo cree, y añadí que esa creencia es una mierda.
Porque no hay centro del mundo, dije.
Hay infinitos centros, dijo Silvina. Y, a continuación, hizo un intento por recordar a Borges. El mundo es una esfera, agregó, con circunferencia en ninguna parte y su centro es infinito.
Ése sería dios, dije.

En otro momento de la charla, cuando Silvina hablaba acerca de los londinenses, le mencioné que estoy leyendo la biografía sobre Manuel Puig que escribió Suzanne Jill-Levine. Me comprometí a buscar en el libro un comentario de Puig acerca de los años en que él vivió en Londres.

Jill-Levine relata:
En Londres hacía mucho frío o demasiado calor, y hacia agosto [Manuel Puig / 1958] estaba solo, luchando por mantenerse a flote:

La semana pasada vi un programa doble bodriazo, Diana Dors y otra de Bardot-Louis Jordan; salí del cine medio dormido, la Diana ya no sabe qué hacer para mantener al público, se está yendo al tacho; Brigitte bestia, ni comparar a cómo está en... Y Dios creó a la mujer... odio los meses de vacaciones (agosto en toda Europa es un mes de feria, como febrero en Argentina): mucha gente se va, bibliotecas cerradas, pocos espectáculos, qué porquería.

(...)

Un año entre los ingleses había llevado a Manuel a concluir que eran "espléndidos pero incomprensibles". Los ingleses lo sofocaban con sus tés y sus fiestas, con sus intentos de casarlo, y en especial con sus exagerados rituales de Navidad. Sus estudiantes [de idiomas] y amigos lo invitaron a incontables cenas y fiestas del 25 al 31, "la mayor de todas, la mitad de Londres está invitada". Sonaba un poco como Scrooge. [Ebenezer Scrooge, un personaje de Dickens en A Christmas Carol] en esta carta en víspera de la Navidad a Male [madre de Manuel]:

Aquí estoy en medio de la niebla... hace mucho frío y oscurece a las tres de la tarde!!! Uno de estos días será el más corto del año y después se empezarán a alargar... Se acerca la odiada Navidad ¡cuándo pasará!... Me pudre Londres con la bendita Navidad, todo el mundo enloquecido comprando cosas, exageran de lo lindo, al final para sentarse a la mesa y no decir una palabra.

Le hice un comentario a Silvina sobre la lluvia:
Sabés, supe de la lluvia por una carrera de motos en Donington. Sin embargo, durante los últimos días se estuvieron jugando las primeras rondas de Wimbledon y, a pesar de que hubo interrupciones por la lluvia, el cronograma se viene hasta ahora cumpliendo sin atrasos.
Mencionamos al pasar la sospecha acerca de un coche bomba, noticia que se difundió entremedio de los anuncios del nuevo gobierno acerca de continuar la guerra contra Irak, y ganarla, tan sólo a cuarenta y ocho horas de la renuncia de Tony Blair.

En los primeros parágrafos de La esfera de Pascal se confunden el cosmos, dios y los cuatro elementos. Hasta que Borges cita la siguiente formulación: «Dios es una esfera inteligible, cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna».
Ya sobre el final de La esfera, Borges escribe:
[Pascal] aborrecía el universo y hubiera querido adorar a Dios, pero Dios, para él, era menos real que el aborrecido universo. Deploró que no hablara el firmamento, comparó nuestra vida con la de náufragos en una isla desierta. Sintió el peso incesante del mundo físico, sintió vértigo, miedo y soledad, y los puso en otras palabras: «La naturaleza es una esfera infinita, cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna.» Así publica Brunschvicg el texto, pero la edición crítica de Tourneur (París, 1941), que reproduce las tachaduras y vacilaciones del manuscrito, revela que Pascal empezó a escribir effroyable: «Una esfera espantosa, cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna.»

Ayer había alerta máxima en Londres; paquetes sospechosos de contener explosivos. Restan cuatro días para el segundo aniversario del primer gran atentado a la ciudad: el micro y los subterráneos.

----- Original Message -----
From: Sil
To: Gustavo López
Sent: Thursday, July 07, 2005 7:15 AM

Subject: silvina desde londres

Hola a todos
mañana negra en londres pero yo estoy bien
besos
silvina

----- Original Message -----
From: Gustavo López
To: Sil
Sent: Saturday, July 09, 2005 7:04 AM

Subject: Re: silvina desde londres

«Si hoy estallara una guerra yo ni siquiera me daría cuenta.»
Fini Straubinger en País de silencio y oscuridad, documental sobre el mundo de los sordiciegos, de Werner Herzog.


4 comentarios:

silv dijo...

De puro bruja que soy (por la intuición no por lo mala) abrí tu blog antes de pedirte que le des una leída al texto que te mandare por mail y… Oh sorpresa! Me encuentro conmigo misma y nuestra conversación del otro día… extraña sensación… me gusta esto de hablar del universo y wimbledon y la lluvia y Borges y las bombas y el infinito…. a la vez. Como que uno puede dudar de la existencia del universo, pero no de las bombas, Borges y la lluvia (te dejo Wimbledon para vos, a mi me aburre)

El pensamiento edita.

Gustavo López dijo...

Me dio mucha felicidad enterarme de que llegaste así.
A mí me gusta que "la charla" haya concluido con los sordiciegos, porque representa una especie de vuelta a Singer, the mute o el sordomudo de McCullers.

Espero ese texto que vas a mandar.

silv dijo...

TAmbien volveria a saramago, quisiera comentarte ese texto pero estoy con mil cosas (cuando no) y no encuentro el espacio mental para sentarme a escribirlas, besos. aqui, sigue la lluvia, innegable.

Patrick dijo...

considero que la serie de entradas es maravillosa, seguramente porque los temas resultaron ser lo que no se ve, lo que no se oye, lo que no se enuncia. López: produjo una condesación de presencias y de ausencias, casi me animaría a decir entre lujuriosas y dolorosasEstoy agradecido por compartir sus lecturas, que a veces por falta de tiempo, como le pasa a silv(ina) yo tampoco puedo hacer por mí mismo. También que haya invocado hace unos meses mi presencia, a través de una respuesta a silv, pero yo en esa ocasión me había ausentado de la tiera de Cervantes y me encontaba en Ecuador. No me quiero olvidar de l comentario de pastora acerca de de Javier Carretero, lector del Quijote... UN ENCANTO.