2009-06-07

Viejos pleitos se actualizan con la demanda presentada por JD Salinger en la ciudad de Manhattan, el lunes pasado, contra la novela 60 years later: coming trough the rye.
Firmada bajo el seudónimo de JD California, 60 years later es promocionada como la continuación de The catcher in the rye. Según reza en las noticias de la semana, el protagonista es un hombre de setenta y seis años, llamado Mr. C, que vagabundea por Nueva York después de haber dejado un geriátrico. Esta salida revive la del joven héroe de JD Salinger, Holden Caulfield, tras dejar Pencey, el colegio de clase alta del que era alumno.
La demanda afirma que el derecho a una continuación de El guardián entre el centeno (también traducida: El cazador oculto), así como el uso del personaje Holden Caulfield es patrimonio exclusivo de JD Salinger, quien ha elegido voluntariamente no ejercerlo. La demanda califica sin titubeos de rip-off a la segunda parte de El guardián: «[...] It is a rip-off pure and simple [...]»
Tal vez, esta declaración no forme parte de la demanda formal, y sólo se trate de una expresión ante los medios de prensa, vertida por los representantes o abogados de JD Salinger. El término rip-off se usa coloquialmente para expresar distintas cosas:

rip-off a. & n. (colloq.)
a. (designating or pertaining to) a fraud, swindle, or instance of esp. financial exploitation;
b. (designating or pertaining to) an imitation or plagiarism, esp. one intended to exploit a current public interest.
Oxford Talking Dictionary. Copyright 1998

Pero ¿es la continuación no autorizada de El guardián en el centeno «[…] lisa y llanamente un plagio […]»? ¿Ha habido, acaso, plagio? El miércoles tres, The Independent publicó: «No todos están convencidos de que Salinger pise terreno legal firme.»
Posiblemente el pleito se pierda de vista en el bosque judicial, pero sirva para apuntar algunas cosas.
El derecho de autor aparece en Inglaterra en el siglo XVII y «no para proteger autores sino para reducir la competencia entre editores. El objetivo era reservar para los editores, perpetuamente, el derecho exclusivo de imprimir ciertos libros. La justificación, por supuesto, era que el lenguaje en literatura llevaba la marca que el autor le había impuesto y que por lo tanto era propiedad privada. Con esta mitología florecieron los derechos de autor durante el capitalismo, y establecieron el derecho legal de privatizar cualquier producto cultural, ya sean palabras, imágenes o sonidos.» [J. Ludmer; Radar 7 mayo 2007]
Por otra parte, en el plagio, Borges supo ver la referencia especular de un discurso con otro. También encontró esa misma relación doble, o especular, en el apócrifo, la traducción, la cita y la paráfrasis. Relaciones que producen efectos ficcionales que suelen desatar la ambivalencia alrededor de ciertas zonas que son objeto de la crítica académica, así como también del mercado editorial, especialmente la que tiene que ver con la propiedad de los textos y el nombre de autor.
Como acertadamente apunta Carlos M. A. Gil en su artículo de la revista Cervantes de la C.S.A., «[…] la creencia en la infalibilidad de lo escrito, […] sólo puede ser tratada eficazmente con la aparición de otro libro que destruye dicha creencia.» El autor se refiere a Don Quijote, y no a Miguel de Cervantes. Como dice Foucault respecto de la Primera parte, Don Quijote se habría empeñado en corroborar los libros de caballería. Sin embargo, en la Segunda parte, el personaje postula la falsedad de lo escrito en el libro de Avellaneda, porque no se corresponde a lo real, que es él mismo.
Cuán ilegal resulta la empresa de la publicación de El guardián apócrifo es algo que por el momento no se sabrá. Sin embargo, suena atractiva en el presente la idea de JD Salinger «polemizando sobre si debe relanzar la historia de Caulfield o no.» Aunque más no sea como personaje de otro libro, quiero decir.
Y no en la corte.


3 junio 2009 The sequel

7 mayo 2007 Sobre el plagio

Primavera 1996 El libro de Avellaneda como purgante

3 comentarios:

gaab dijo...

Siempre ame The catcher in the rye, desde que lo lei a los 17 mas o menos lo volvi a leer un par de veces (deberia hacerlo otra vez).

La idea de una segunda parte es atractiva. A mi me parece de un riesgo gigantesco escribir un libro como secuela de uno escrito por Salinger. Hay que tenerse mucha fe.

el ruso dijo...

Me suena a la moda de la franquicia. Salinger escribió sobre un personaje... y eso le sirve para obtener regalías y explotarlo como una marca registrada.
En cuanto a la propiedad intelectual, Borges es el ejemplo, absolutamente. Borges era un expropiador anarquista. No me cuesta nada imaginarlo leyendo a la Biblia como una serie de relatos fantásticos y diciendo: "Esto no es tuyo, esto no es tuyo".

chica hindú dijo...

Que linda novela!
Dicen que es para adolescentes y no sé como hubiera sido leerla en la adolescencia pero sé que, ahora, a los treinta y tantos este relato despierta un poco esa mirada adolescente ya olvidada...lo que ya es mucho!

Holden es un personaje entrañable por esa mezcla de candidez, ternura y cinismo que despliega todo el tiempo, su franqueza pareciera decir que sólo en el mundo de los adultos de miente, aquí se dice la verdad, la realidad en su forma más descarnada..
Y claro, coincido con Gaab en que sería tentadora una segunda parte.

Admito que a partir de esta novela me sumergí en el universo Salinger y no quiero salir!

Animese ud también a ese universo Sr. Olvido!!